LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
«Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga» Mc 7,15-16.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,14-23
En aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y le dijo: «Escúchenme todos y entiendan: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga». Cuando dejó a la gente y entró en casa, sus discípulos le pidieron que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿También ustedes siguen sin entender? ¿No comprenden? Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y va a parar al excusado».
Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen las malas intenciones, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, insensatez. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Si el recipiente de nuestro corazón no es enteramente purificado de la contaminación de los vicios, no podrá recibir el perfume de bendición del que habla el profeta: “Es como el óleo perfumado sobre la cabeza, que desciende por la barba hasta la orla de sus vestiduras” (Sal 133,2). Tampoco guardará sin mancha la ciencia espiritual o las palabras de la Escritura: “¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!” (Sal 119,103)» (San Juan Casiano).
El pasaje evangélico de hoy, denominado “Jesús habla sobre la verdadera pureza”, se encuentra también en Mateo 15,10-20. El tema central de hoy es la pureza. Jesús explica a los discípulos el verdadero significado de la pureza ante Dios. Y lo hace abriendo un nuevo camino, enseñando que lo impuro en las personas viene de adentro, del corazón, y no de afuera como lo enseñaban los doctores de la ley.
En una época en la que la gente vivía con miedo ante tantas cosas que eran consideradas impuras, todo cambia: desde ese momento, a través de Jesús, era posible alcanzar la pureza de cuerpo y del alma porque Él pone el acento en el interior de la persona. De esta manera, se va produciendo la ansiada liberación, tal como lo afirma Jesús en Jn 8,31-32: «Si se mantienen fieles a mi Palabra, serán realmente discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres».
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y haremos morada en él», dice el Señor.
En la actualidad, el desconocimiento de las Sagradas Escrituras, en especial, del Nuevo Testamento, sumada a otras corrientes anticristianas, se convierte en una fuente de especulaciones malignas que profundizan el alejamiento de Dios.
Esta situación representa un desafío para todos. Nos lleva a mirar con todo nuestro ser a la fuente de la pureza, que es Nuestro Señor Jesucristo, a través de la lectura orante de la Palabra y de la vivencia de sus enseñanzas. Porque lo que purifica a una persona es el amor, la solidaridad, la justicia, la misericordia, la entrega a los demás y la práctica de todas las virtudes cristianas que se encuentran en las Sagradas Escrituras.
Meditando la lectura de hoy, intentemos responder: ¿Cómo nos purificamos en nuestra vida cotidiana? ¿Incorporamos la lectura orante de la Palabra en el proceso de purificación de nuestra alma? ¿Ayudamos a otras personas a purificar su corazón?
Que las respuestas a esta pregunta nos ayuden a purificar nuestro corazón y a practicar el amor a Dios y al prójimo de acuerdo con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, y que la sabiduría recorra nuestra vida presente y futura.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Amado Jesús, fuente infinita de pureza y amor, líbranos de las impurezas intergeneracionales que nos atan al pecado, concede salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores y a todos, abundancia de salud y de paz.
Espíritu Santo: instrúyenos e ilumínanos para que no nos aferremos a esquemas mundanos y podamos vivir siempre en la voluntad de Dios Padre y ser portadores del amor, de la pureza, de la paz y de la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre eterno, te suplicamos admitas en tu reino a todos los difuntos de todo tiempo y lugar para que puedan contemplar tu rostro. Protege Señor a las almas de los agonizantes para que lleguen a tu reino.
Madre Santísima, Inmaculada Concepción, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios con un texto de Filoteo el Sinaíta:
«En todo momento, a cada instante, guardemos celosamente nuestro corazón de los pensamientos que oscurecen el espejo del alma, que por su naturaleza está destinado a recibir los rasgos y la impresión luminosa de Jesucristo. Jesucristo, sabiduría y fuerza de Dios Padre, pone su marca e inscribe su imagen luminosa sobre él. Entonces, sin reposo, busquemos en nuestro corazón el Reino de los cielos.
Quien no se libra de los malos pensamientos, es imposible que se guarde puro de los pecados del hombre exterior. Si de su corazón no extirpa de raíz los malos pensamientos, ellos lo llevarán a las malas obras.
La causa de la mirada adúltera es que el ojo interior se ha entregado al adulterio y a las tinieblas. La causa del deseo de escuchar infamias es que escuchamos a los demonios infames que están en nosotros. Debemos, entonces, en el Señor, purificarnos en el interior y en el exterior, guardar limpios nuestros sentidos, mantenernos puros alejándonos de toda actividad inspirada por la pasión y el pecado.
Anteriormente, dados a la vida mundana, en la ignorancia y vanidad de nuestra inteligencia, nos mostrábamos serviles con nuestra inteligencia y sentidos a la mentira del pecado. Ahora, retornando a la vida según Dios, con nuestra inteligencia y sentidos es necesario servir a Dios vivo y verdadero, a su justicia y voluntad.
Emprendamos el combate de la inteligencia contra esos demonios, para que su voluntad malvada no llegue a nuestras obras como pecados reales. Si extirpamos de nuestro corazón el pecado, encontraremos en él, el reino de Dios. Con esta bella ascesis, guardemos en Nombre de Dios la pureza y la continua compunción de nuestro corazón.
Cuidad vuestro espíritu con la atención más intensa. Desde que percibáis un pensamiento resistidle sin demora y, al mismo tiempo, apresuraos a invocar a Cristo nuestro Señor para que ejercite su venganza. No habréis terminado de invocarlo y ya el dulce Jesús os dirá: “Estoy aquí, cerca de ti para socorrerte”».
Hermanos, hagamos el compromiso de fortalecer y proteger la pureza de nuestros pensamientos y cuerpos, pidiendo siempre el auxilio del Espíritu Santo a través de la oración, realizando obras de misericordia, meditando la Palabra, participando de la Santa Eucaristía, adorando al Santísimo Sacramento y acudiendo al sacramento de la penitencia.
Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.