SÁBADO DE LA SEMANA V DE PASCUA – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA V DE PASCUA – CICLO C

«Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia» Jn 15,19.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 15,18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: “No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la de ustedes”. Y todo eso lo harán con ustedes, a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«La soberanía de Jesús, al ser la soberanía sobre pobres y excluidos, es también un peligro y una amenaza para el ordenamiento del mundo. Todo poder se siente mal cuando percibe que la fuerza del amor, que plantea el Evangelio, cobra vigor y va en serio con todas sus consecuencias» (José María Castillo Sánchez).

El pasaje evangélico de hoy se ubica a continuación del maravilloso relato de la vid verdadera. Uno de los vínculos entre el relato de la vid verdadera y el texto de hoy, es la elección de los discípulos por parte de Jesús, elección que Él mismo la reafirma en el versículo 19: «Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya, pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia».

Así mismo, Jesús advierte a sus discípulos sobre el escenario futuro que les espera, en el que serán objeto de odio y persecución por su santo nombre. De esta manera, otorga una nueva categoría a la vocación de los discípulos: ellos no son del mundo; pero, sin salir del mundo, tienen la misión trascendente de acercar la humanidad a Jesús.

El odio del mundo estaba representado por los líderes religiosos judíos, que no habían reconocido a Jesús como el Mesías enviado por Dios y, por lo tanto, no reconocían sus enseñanzas divinas. Jesús fue perseguido por ellos y a sus discípulos les prohibieron que hablaran en el nombre de Jesús.

Seguir a Jesús no fue tarea fácil para los apóstoles, sin embargo, con la fuerza del Espíritu Santo perpetuaron sus enseñanzas y dieron vida a la Iglesia naciente, a la Iglesia de hoy y a la Iglesia de todos los tiempos, aún a costa de duras privaciones, persecuciones y martirios.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Una vez más, Jesús señala que sus enseñanzas son contrarias a las propuestas del mundo, el cual se opone radicalmente al amor de Dios. Por ejemplo, vemos en nuestras sociedades cómo la corrupción ha penetrado todas las instancias de la gestión pública y privada; así mismo, cómo sigue proliferando la violencia hacia la mujer y hacia los grupos de personas vulnerables, como los niños por nacer y los ancianos. Observamos cómo la ideología de género desea socavar las bases de la familia cristiana; cómo la intolerancia genera dictaduras, guerras, genocidios y persecuciones, entre otros flagelos que agobian a la humanidad.

Las propuestas del mundo están inspiradas principalmente en el egoísmo y suelen dar satisfacciones efímeras, pero no llevan a la plenitud de vida a la que Jesús ha llegado y ha alcanzado para todos nosotros. El mundo no solo es el conjunto de fuerzas hostiles de quienes no comparten nuestra fe, es también la suma de oscuridades que conviven con la luz dentro de cada uno de nosotros y que pueden introducirnos en una dinámica de aislamiento espiritual. Por ello, lo más sabio es seguir a Jesús en sus enseñanzas y en sus virtudes; este es nuestro objetivo para alcanzar la gloria eterna, estar con Él será nuestra felicidad plena.

Hermanos, meditando la lectura de hoy, intentemos responder: ¿Cómo actuamos y cuáles son nuestras respuestas frente a las múltiples propuestas que el mundo nos ofrece? ¿Cómo respondemos a los rechazos del mundo por nuestras creencias cristianas? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser verdaderos seguidores y amigos de Jesús.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Padre eterno, Dios todopoderoso, que por la regeneración bautismal, te has dignado comunicarnos la vida del cielo, ayuda a llegar, conducidos por ti, a la plenitud de la gloria a quienes has santificado y hecho capaces de la inmortalidad.

Amado Jesús, Maestro y amigo, concédenos un espíritu humilde y otórganos la gracia de seguirte siempre. Que nuestra confianza y fe en tu Palabra se fortalezca día a día para dar fruto y acercar muchas personas a ti.

Amado Jesús, protégenos con el Espíritu Santo para que no nos veamos tentados por la búsqueda del éxito del mundo y, al contrario, seguirte a ti sea nuestro triunfo y nuestra gloria.

Amado Jesús, que los moribundos y los que ya han muerto, obtengan tu misericordia eterna, te lo suplicamos Señor.

Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos Nuestro Señor Jesucristo con un texto de San Ambrosio de Milán:

«“Es preciso pasar por muchas dificultades para entrar en el Reino de Dios” (Hch 14,21). Muchas persecuciones, muchos méritos. Así pues, un gran número de perseguidores supone para ti un beneficio, porque entre tantas persecuciones tienes más probabilidades de obtener una corona.

¿Quién podría ser excluido de ellas, si el mismo Señor soportó las tentaciones de las persecuciones? Si evitas a los perseguidores, renuncias a Cristo, que acepta por ti la tentación para vencerla. Donde el diablo da la batalla, allí está presente Cristo. Por tanto, quien escapa lejos del perseguidor, también rechaza fuera de él al defensor. No te atemorices, porque puedes responder: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom 8,31). Esto lo puede decir el hombre que no se desvía de los signos de la voluntad del Señor.

¿Y qué testigo es más digno de atención que el que profesa su fe en la encarnación del Señor y observa de manera fiel los preceptos del Evangelio? En efecto, el que escucha y no lo hace, reniega de Cristo; aunque lo confiese con la palabra, lo niega con los hechos. Por consiguiente, es verdadero testigo el que atestigua confirmando con los hechos la adhesión a los preceptos del Señor Jesús. ¡Cuántos son, pues, cada día, los mártires ocultos de Cristo y los confesores del Señor Jesús! ¡Bienaventurado el hombre que se consume en el amor de Dios!».

Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para fortalecer nuestro seguimiento a Jesús, aún en medio de los rechazos y de las tribulaciones. Que la oración nos ayude a contemplar el amor y la misericordia de Dios; por ello, hagamos el propósito de rezar el Santo Rosario diariamente, para que nuestra Santísima Madre interceda ante la Santísima Trinidad por nosotros y nuestras peticiones. Acerquémonos también al Señor a través de los santos sacramentos, en especial, el de la penitencia y la Eucaristía. Así mismo, que la lectura meditada de la Palabra sea también nuestro alimento espiritual.

Glorifiquemos a la Santísima Trinidad con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.