LECTIO DIVINA DEL SÁBADO XVII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
SAN PEDRO CRISÓLOGO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
«Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados» Lc 1,76-77.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,1-12
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes oyó lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus cortesanos: «Ese es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos». Es que Herodes había hecho arrestar a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe. Porque Juan le decía que no era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente que lo tenían por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista». El rey se entristeció; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se le dieran, y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron su cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«El que se ama a sí mismo (Jn 12,25) no puede amar a Dios, pero el que a causa de las desbordantes riquezas del amor divino, no se ama a sí mismo, éste ama a Dios. Un hombre como éste no busca jamás su propia gloria sino la de Dios, porque el que se ama a sí mismo busca su propia gloria. El que está unido a Dios ama la gloria de su creador. En efecto, lo propio de un alma sensible al amor de Dios es buscar constantemente la gloria de Dios cada vez que cumple sus mandamientos, y se alegra de su pasar desapercibido. Porque la gloria pertenece a Dios por su grandeza, y el pasar desapercibido es lo propio del hombre, porque eso le hace ser de la familia de Dios» (Díadoco de Foticé).
San Pedro Crisólogo nació en el año 380, en Imola. Fue introducido en la vida clerical por el obispo Cornelio de Imola. Fue elegido obispo de Ravena, cargo que ejerció santamente. Era un predicador famoso, por ello fue llamado Crisólogo, es decir, “palabra de oro”, por su elocuencia. Murió el 31 de julio del año 450. Fue declarado doctor de la Iglesia por Benedicto XIII en 1729.
El pasaje evangélico de hoy narra la muerte de Juan Bautista y se ubica al inicio del capítulo 14 de Mateo, luego del discurso parabólico de Jesús del capítulo 13. El texto se inicia con una expresión de Herodes que delata el peso de su conciencia, ya que él ordenó la decapitación de Juan Bautista.
Aunque Herodes tenía miedo matar a Juan Bautista porque estaba impactado proféticamente, se enredó en el laberinto de una danza fatal y en la complacencia sustentada en la venganza, ya que Juan Bautista no se calló ante la corrupción del poder. Lo que le sucedió a Juan Bautista se considera como una prefiguración de lo que le sucederá a Jesús más adelante.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Lo que le sucedió al profeta del Altísimo es lo que ocurre muchas veces con todas las personas que, siguiendo los preceptos cristianos, denuncian los abusos de personas que tienen poder económico y/o político. Como se aprecia, el martirio de Juan Bautista sigue presente ante nosotros, él fue víctima de la corrupción, el flagelo que agobia a los sistemas de gobierno de muchos países del mundo y que revela la fragilidad espiritual de una importante proporción de personas que gestionan la administración pública y privada.
La causa central de la corrupción está en la espiritualidad de las personas; por ello, el abordaje de dicha problemática debe ser espiritual. En este sentido, todos estamos llamados a participar en la eliminación de este flagelo que aqueja y dirige de manera multiforme a un mundo extraviado.
Hermanos: a la luz de la Palabra, respondamos: ¿Cómo actuamos frente a las situaciones de corrupción que ocurren en nuestro país y en nuestro entorno? Que las respuestas a esta pregunta nos permitan, con la gracia de Dios, participar en forma activa y cristiana en la lucha contra la corrupción y en la defensa de las causas justas.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, que hiciste de tu obispo san Pedro Crisólogo un insigne predicador de la Palabra encarnada, concédenos, por su intercesión, guardar y meditar en nuestros corazones los misterios de la salvación y vivirlos en la práctica con fidelidad.
Amado Jesús, tú que guías nuestros pasos por el camino de la paz, otórganos la gracia de seguirte con valor y estar dispuestos a enfrentar con osadía los ataques de quienes abusan de las personas más vulnerables.
Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, ilumina las mentes de las autoridades de gobierno para que siempre actúen a la luz de la Palabra de Dios.
Padre eterno y misericordioso, tú que suscitas la fuerza de la salvación, te suplicamos que recibas en tu Reino a las almas del Purgatorio.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Madre del Amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un sermón de San Pedro Crisólogo:
«Hoy, mientras se nos narraba la virtud de Juan y la crueldad de Herodes, se han estremecido nuestros corazones… ¿Qué puede permanecer firme cuando la grandeza de los crímenes hace perecer la grandeza de las virtudes?
“Herodes -dice el evangelio- había detenido a Juan”; Juan, escuela de la virtud, maestro de la vida, modelo de santidad, vía de la penitencia, disciplina de la fe; Juan, más grande que un hombre, parejo a los ángeles, cumbre de la ley, sementera del Evangelio, voz de los apóstoles, silencio de los profetas, lampara del mundo, precursor de Cristo, testigo de Dios, instrumento de toda la Trinidad.
“Lo había encadenado y lo había metido en la cárcel”; Herodes, eres tú quien ha cometido el adulterio, ¿y es Juan Bautista el que va a la cárcel? Te pregunto: ¿Dónde está el rostro de las cosas?, ¡dónde el pudor? Al menos, ¿dónde está Dios? ¿Dónde está el hombre? ¿Dónde está lo lícito? ¿Dónde está la ley? Por decirlo de una vez, Herodes, todo se ha confundido, por tus acciones, por tus juicios, por tus órdenes.
Juan reprende a Herodes con amonestaciones, no con acusaciones; quería corregirle, no hacerle perecer; pero Herodes prefirió perecer antes que volver en sí. La libertad de la inocencia se vuelve particularmente odiosa a quien es prisionero de las culpas. La virtud es contraria a los viciosos… a los crueles les resulta insoportable la compasión, a los impíos la piedad, a los injustos la justicia. El evangelista demuestra esto cuando dice: “Juan decía: ‘No te es lícito tomar la mujer de Filipo, tu hermano’». Éste es el motivo por el que se oponía Juan. El que amonesta ofende a los malvados. Quien reprende a los perversos va contra ellos. Juan decía lo que era según la ley, lo que ayudaba a la salvación; a buen seguro, lo que no estaba inspirado por el odio, sino por el amor: ésta es la recompensa que obtuvo de un impío por su piedad.
“Quería matarle -dice-, pero temía al pueblo”. Fácilmente se desvía de la justicia quien no teme a Dios, sino a los hombres. Sólo el temor de Dios enmienda los ánimos, rechaza los delitos, conserva la inocencia, confiere una constante capacidad de bien».
Queridos hermanos: invocando siempre la inspiración y el auxilio del Espíritu Santo, hagamos el propósito rezar y de actuar decididamente frente a los actos corrupción y de injusticia que ocurren contra las personas más vulnerables.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.