LECTIO DIVINA DEL SÁBADO XXVIII DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
SANTA TERESA DE ÁVILA, VIRGEN Y DOCTORA DE LA IGLESIA
«Cuando los conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de lo que van a decir, o de cómo se van a defender. Porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que tengan que decir» Lc 12,11-12.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según San Lucas 12,8-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me niega ante los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando los conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de lo que van a decir, o de cómo se van a defender. Porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que tengan que decir».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«El Espíritu es Paráclito cuando consuela a los pusilánimes, fuente viva cuando da refrigerio a los sedientos, caridad cuando reúne por fe y por costumbres a pueblos de distintas culturas, fuego cuando nos inflama de amor, unción espiritual cuando con el crisma celestial calienta y unge a los creyentes, dedo de Dios cuando distribuye los dones que adornan a los creyentes» (Speculum virginum).
Hoy celebramos a Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, madre y maestra de las comunidades contemplativas. Nació en 1515 en Ávila. Desde niña sintió una mística exaltación y, a los 12 años, luego de la muerte de su madre, estaba convencida de su vocación religiosa. A los 19 años hizo su profesión en el convento de la Encarnación de Ávila.
En 1560 reformó la orden carmelita y, con San Juan de la Cruz, fundó los Carmelitas descalzos. Escribió su vida, además de “Camino de perfección” y “El castillo interior”. Murió en 1582; fue canonizada en 1622 por Gregorio XV. En 1970, el papa Pulo VI le reconoció el título de doctora de la Iglesia.
En sus obras, Teresa resalta la presencia y la acción amorosa y misericordiosa de Dios en su vida. Destaca que las virtudes evangélicas de la pobreza, la humildad, la caridad y la oración son la base de sus enseñanzas.
En el capítulo 11 de Lucas, que meditamos días atrás, Jesús revela el amor y la misericordia de Dios Padre; así mismo, critica el accionar de los fariseos y maestros de la Ley. Hoy, en el capítulo 12, Jesús nuevamente presenta en sus enseñanzas la benevolencia y misericordia de Dios en un contexto de persecución, experiencia dolorosa para los primeros discípulos. Jesús llama a confiar en el Espíritu Santo, haciendo una clara alusión a las tres personas de la Santísima Trinidad.
Jesús admite la esperanza del arrepentimiento y el perdón en esta vida. Jesús tolera que se le rechace a Él, pero señala que la negación o blasfemia contra el Espíritu Santo es gravísima. El Espíritu Santo es el que comunica la verdad a la humanidad y rechazarlo, es ir contra el principio de la verdad, contra la naturaleza misma de Dios, y en una situación así, la conversión resulta imposible.
Jesús advierte a sus discípulos y demás seguidores que proclamar el Evangelio no será una tarea sencilla; indica que serán objeto de persecuciones, acusaciones y juicios, con riesgo de perder la libertad física y la vida. Pero, en estas dificultades, el Espíritu Santo será el gran defensor y abogado.
De esta manera, Jesús hace un llamado a confiar plenamente en la Santísima Trinidad y no en nuestras propias fuerzas y conocimientos. Es el Espíritu Santo el que hace fluir la libertad y la sabiduría.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Nuestro Señor Jesucristo nos invita y alienta a ponernos en manos del Espíritu Santo, que es nuestro inspirador, guía y gran abogado. Nos llama a vencer el mal con Él, garantizando que nuestra defensa y fortaleza vendrán a través del Espíritu Santo.
Debemos comprender que la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en rechazar, libre y conscientemente, al Espíritu profético que actúa en las obras y enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Así, la negación de Jesús equivale a blasfemar contra el Espíritu Santo; esta es una de las preocupaciones evangélicas.
Actualmente, somos testigos de que muchos hermanos, con sus decisiones y hábitos de vida, rechazan a Jesús. Frente a estas situaciones, estamos llamados a proclamar el evangelio con nuestras vidas, pidiendo la ayuda e inspiración del Espíritu Santo. Tengamos en cuenta que es imposible dar testimonio de Nuestro Señor Jesucristo, si no es a través del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo sigue actuando en la Iglesia, en nuestras parroquias y comunidades, en cada cristiano que sigue a Jesús, y lo hace actualizando las palabras, gestos y signos de Jesús. Si somos valientes dando testimonio firme del amor de Dios, Nuestro Señor Jesucristo será nuestro defensor en el momento extremo y más decisivo de nuestras vidas.
Reflexionando la lectura de hoy, respondamos: ¿Defendemos nuestra fe? ¿Estamos de parte de Jesús? ¿Confiamos en la ayuda del Espíritu Santo cuando atravesamos tribulaciones? ¿Dejamos que el Espíritu Santo nos guíe? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a confiar en el Espíritu Santo, especialmente, en las adversidades.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, que quisiste que Santa Teresa de Ávila, bajo el impulso del Espíritu Santo, manifestara a tu Iglesia el camino de la perfección, haz que encontremos en sus enseñanzas nuestro alimento espiritual y que encendamos en nosotros el deseo de una verdadera santidad.
Padre eterno, envíanos las gracias y dones del Espíritu Santo, para inspirar, purificar y fortalecer nuestro seguimiento a Jesús y dar testimonio valiente de tu amor y misericordia.
Espíritu Santo: en el Santísimo Nombre de Jesús, libéranos de todas las ataduras del pecado, rompe una a una todas las cadenas inter – generacionales que nos atan al pecado y a los esquemas humanos; fortalece nuestros corazones contra las insidias del enemigo.
Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, inspira y fortalece a la Iglesia en la misión de llevar el Evangelio y la misericordia a toda la humanidad.
Amado Jesús, misericordioso Salvador, haz parte de tu felicidad a todos los difuntos, al lado de María nuestra madre y con todos los santos. Te suplicamos también que los agonizantes puedan contemplar tu salvación.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos, contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un escrito del papa emérito Benedicto XVI:
«Queridos hermanos y hermanas, santa Teresa de Jesús es verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todos los tiempos. En nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales, santa Teresa nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción; nos enseña a sentir realmente esta sed de Dios que existe en lo más hondo de nuestro corazón, este deseo de ver a Dios, de buscar a Dios, de estar en diálogo con él y de ser sus amigos. Esta es la amistad que todos necesitamos y que debemos buscar de nuevo, día tras día. Que el ejemplo de esta santa, profundamente contemplativa y eficazmente activa, nos impulse también a nosotros a dedicar cada día el tiempo adecuado a la oración, a esta apertura hacia Dios, a este camino para buscar a Dios, para verlo, para encontrar su amistad y así la verdadera vida; porque realmente muchos de nosotros deberían decir: “no vivo, no vivo realmente, porque no vivo la esencia de mi vida”. Por esto, el tiempo de la oración no es tiempo perdido; es tiempo en el que se abre el camino de la vida, se abre el camino para aprender de Dios un amor ardiente a él, a su Iglesia, y una caridad concreta para con nuestros hermanos».
Queridos hermanos: dispongamos nuestro corazón para acoger al Espíritu Santo e invoquémosle siempre en nuestras oraciones de alabanza, de agradecimiento y de petición. En los momentos más difíciles, pidamos al Espíritu Santo su consejo, su auxilio y guía para no apartarnos de los caminos de Nuestro Señor Jesucristo.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.
Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.