VIERNES XXXI DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL VIERNES XXXI DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

SAN CARLOS BORROMEO, OBISPO Y CARDENAL

«Y es que, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz» (Lc 16,8).

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16,1-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante su señor de malgastar sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Es cierto lo que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido”. El administrador se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el empleo? Para trabajar la tierra no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quién me reciba en su casa”. Fue llamando uno a uno a los deudores de su señor, y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”. Este respondió: “Cien barriles de aceite”. Él le dijo: “Aquí está tu recibo; date prisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro; “Y tú, ¿cuánto debes?”. Él contestó: “Cien sacos de trigo”. Le dijo: “Aquí está tu recibo, escribe ochenta”. Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Y es que, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«¡Oh, si los que buscan conocerlo a través del saber en los estudios se esforzaran tanto para buscarlo en las consolaciones del apostolado, no pasarían día y noche buscando el saber! Si los gozos que busca un estudiante en lo que aprende, los buscara haciendo sentir a su prójimo lo que le es necesario para conocer a Dios, cuanto más consolado y mejor preparado se encontraría para dar cuenta de sí mismo cuando Cristo vuelva y le pida: “Dame cuenta de tu gestión”» (San Francisco Javier).

Carlos Borromeo nació en 1538 en una noble familia de Arona, Italia. En 1539 es designado cardenal por el papa Pío IV, quien era hermano de su mamá. Durante su vida realizó una gran obra pastoral, litúrgica, devocional y organizacional. Murió en Milán el 3 de noviembre de 1584 y fue canonizado en 1610.

El pasaje evangélico de hoy se ubica luego de las parábolas de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo pródigo, del capítulo 15 de Lucas. Al inicio del capítulo 16, en el texto de hoy, Jesús relata la parábola del administrador astuto, un relato impactante y pedagógico en el que Jesús no alaba las artimañas del administrador, sino más bien su astucia y sagacidad para prever el difícil futuro que le tocará enfrentar.

Este ejemplo, extraído del mundo del empresarial y laboral es muy claro, la trama es sencilla. La enseñanza de Jesús a sus discípulos es que empleen la creatividad, la previsión, la prudencia y todos los dones que el Espíritu Santo les ha conferido para contribuir a la construcción de un futuro mejor para los demás, en el que se refleje el amor de Dios, porque pertenecen a la realidad de la luz. Nos enseña a invertir los pocos o muchos bienes que tengamos en nuestros hermanos, especialmente en los más necesitados. Esta es la lección de la parábola de hoy: un aviso para los hijos de la luz.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

El comportamiento del administrador astuto representa, en parte, la realidad social y económica de nuestra sociedad y de toda la humanidad, que es duramente golpeada por la corrupción y el mal uso de los recursos en la gestión de los bienes públicos y también privados. La ausencia de Dios en el corazón de las personas involucradas en actos de corrupción las inspira a buscar caminos y salidas contrarias al amor de Dios, por ello, se observan grandes injusticias con muchas poblaciones pobres que carecen de agua, alimentos y servicios fundamentales de salud y educación.

En este sentido, Nuestro Señor Jesucristo nos exhorta a no escribir de nuevo los pecados que Él ya borró con su crucifixión, muerte y resurrección. Nuestro Señor Jesucristo señala que un verdadero discípulo suyo debe emplear la creatividad, la previsión y todos los recursos espirituales y materiales para la construcción del reino de Dios acá en la tierra, que, si bien es de los humildes y sencillos, no puede construirse ingenuamente. Debemos administrar creativamente los bienes perecederos de esta vida ganando amigos para la vida eterna, y contribuyendo a formar una nueva conciencia en la que, dar a los demás los dones que gratuitamente hemos recibido es extender el Reino de Dios.

Hermanos: proyectando la parábola a nuestra vida y intentemos responder: ¿Somos administradores sagaces de los bienes materiales que el Señor nos ha confiado para la construcción de su reino? ¿Cuál es nuestra actitud frente a la pobreza, frente a las injusticias contra los más vulnerables y ante la corrupción que golpea nuestra sociedad? ¿Comunicamos la audacia del Evangelio? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser plenamente conscientes de que debemos se buenos administradores de los dones que Dios nos ha otorgado y que todos debemos participar activamente en la lucha contra la corrupción.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Conserva Señor en tu pueblo el espíritu que infundiste en san Carlos Borromeo, para que tu Iglesia se renueve sin cesar y, transformada en imagen de Cristo, pueda presentar ante el mundo el verdadero rostro de tu Hijo.

Amado Jesús, concédenos la astucia necesaria a los hijos de la luz para poner nuestros dones al servicio de tu proyecto de salvación en favor de nosotros y de toda la humanidad.

Amado Jesús, queremos vivir nuestras vidas como un don del cielo que deseamos compartir con los demás; otórganos el Espíritu Santo para que, libres de temor y protegidos por tu amor, podamos hacer un buen uso de los bienes materiales.

Espíritu Santo, estamos dispuestos a seguir las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, ayúdanos a poner en nuestra vida espiritual el mismo empeño que muchas veces destinamos a nuestros proyectos y ambiciones humanas.

Amado Jesús, extiende tu rostro de perdón a todos los difuntos de todo tiempo y lugar, especialmente, a los que más necesitan de tu infinita misericordia.

Madre Santísima, Reina de la paz, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un sermón de San Agustín:

«“¿Por qué propuso el Señor esta parábola? No le agradó aquel siervo fraudulento, que defraudó a su amo y sustrajo cosas que no eran suyas. Además, las hurtó a escondidas, y le causó daño preparándose un lugar de descanso y tranquilidad para cuando tuviera que abandonar la administración. ¿Por qué propuso el Señor esta parábola? No porque el siervo aquel hubiera cometido un fraude, siendo previsor para el futuro, sino para que se avergüence el cristiano que carece de determinación viendo alabado el ingenio de un fraudulento. En efecto, dice: “los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz”. Ellos comenten fraudes mirando al futuro. ¿Mirando a qué vida tomó precauciones aquel mayordomo? Mirando a aquella vida a la que tendría que pasar cuando se lo mandaren. Y si él se preocupó por la vida que tiene un fin, ¿tú no te preocuparás por tu vida eterna?».

Queridos hermanos: hagamos el compromiso de analizar si en nuestras actividades cotidianas producimos derroche en el uso de los bienes materiales que el Señor nos ha otorgado y confiado. Así mismo, de manera deliberada, realizaremos obras de misericordia con los bienes materiales y espirituales que Dios nos ha dado.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.