LECTIO DIVINA DEL VIERNES DE LA SEMANA III DE ADVIENTO – CICLO A
«El testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado» Jn 5,36.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Juan 5,33-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Ser testigo es romper un hábito, una forma de ser… Romper para mejorar. Por eso la Iglesia avanza con sus testimonios. Lo que atrae es el testimonio, no son las palabras las que ayudan, sino el testimonio es lo que atrae y hace crecer a la Iglesia. Y Jesús testifica. Es algo nuevo, pero no tan nuevo porque la misericordia de Dios también estaba presente en el Antiguo Testamento» (Papa Francisco).
El pasaje evangélico forma parte del texto denominado “El testimonio de Dios legitima a Jesús”, en Jn 5,31-47. En el episodio de hoy, entre los versículos 33 al 36, luego de impartir enseñanzas, Jesús trata de legitimarlas. Por ello, la idea dominante es la del testimonio del gran testigo que hace posible los restantes testimonios: Dios Padre. Mientras tanto, el desencuentro de Jesús con los judíos se acrecienta.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
«El Hijo tenía en el cielo un testigo y un confidente cuando los que le veían morir en la carne no conseguían, precisamente por esto, ver el poder de su divinidad. Los hombres no lo sabían, pero el mediador entre Dios y los hombres sabía que el Padre obraba en unión con él» (San Gregorio Magno).
En la lectura, Jesús presenta dos testimonios que nos deberían conducir a reconocer que él es el Mesías, el Hijo de Dios Padre. Así mismo, que cada uno de nosotros está vinculado filialmente a Dios Padre de manera indisoluble.
Una de las características de esta unión es que Dios siempre camina a nuestro lado y nunca nos abandona, ni en las alegrías, ni en las situaciones de prueba; por ello, debemos dirigirnos a él con confianza e insistencia invencible. De esta manera, iremos alcanzando la madurez en la fe, en aquella fe que nos impulsa a orar por los demás, a ser intercesor comunitario y universal.
En suma, es la entrega humilde y generosa del verdadero cristiano al servicio de los demás, en el Santísimo Nombre de Jesús y en cualquier circunstancia de la vida, en la familia, comunidad y por donde la providencia nos lleve. Aquí se encuentra el verdadero testimonio.
Hermanos, reflexionando la lectura, intentemos responder: ¿De qué manera testimoniamos a Nuestro Señor Jesucristo? ¿Cuáles son las actitudes con las que manifestamos nuestra fe? Que las respuestas a estas preguntas despierten nuestras conciencias para ser testigos, lámparas encendidas, reflejos de la luz de Cristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Dios todopoderoso, que tu gracia nos preceda y acompañe siempre, para que quienes anhelamos de todo corazón la venida de tu Unigénito encontremos auxilio para la vida presente y la futura.
Amado Jesús, luz resplandeciente, perdónanos por las veces que dudamos y no sabemos reconocerte como Enviado de Dios Padre.
Espíritu Santo, concédenos tus santos dones para que nuestra vida sea un claro y valiente testimonio de Nuestro Señor Jesucristo.
Amado Jesús, luz resplandeciente, acudimos a ti para implorar tu misericordia para que todas las almas del purgatorio hereden la vida eterna. Te suplicamos por ellos amado Jesús.
Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios con un texto de Silvano Fausti:
«Sólo el que ama conoce, porque se conoce sólo lo que se ama. Nos encontramos en el núcleo del problema del mal, que consiste en no tener en nosotros el amor de Dios. Jesús, Salvador del mundo, vino a vencer este mal. Todo nuestro mal viene de la mentira originaria que nos impide aceptar nuestra identidad de hijos. Queremos ser padres de nosotros mismos, principio de nuestra existencia: usurpamos el puesto del Padre y lo “matamos”, cortando nuestra relación con él, fuente de nuestra vida. La vida es don: no es objeto de conquista o de rapiña, sino comunión de amor con el Padre, que la da. Sólo quien vive como hijo conoce su propio principio y su fin, sabe de dónde viene y a dónde va: lleva una vida sensata.
Los temas del fragmento joánico son siempre actuales: se habla del testimonio, del objeto del testimonio, de los testigos y de los destinatarios del testimonio. El testimonio es el fundamento de la relación entre los hombres. Si se atestigua lo que se conoce y se ama, se transmite luz y vida; si se atestigua lo que no se conoce o no se ama, se difunde tiniebla y muerte. El objeto del testimonio en cuestión tiene que ver con la necesidad fundamental de toda persona: ser hijo amado del Padre. El que ignora este amor, busca en sí mismo su propia identidad o la mendiga a los otros: se encierra en un narcisismo egoísta, que le hace ahogarse en la autocomplacencia o en el intento de complacer a los otros. El testimonio del Hijo, que habla del amor del Padre, lo reconoce el que está en sintonía: el que tiene un corazón que ama. Jesús, el Hijo que nos hace hijos de Dios, es el cumplimiento de todo don. La Iglesia acepta el testimonio del Padre: el don del Espíritu le hace acoger al Hijo como cumplimiento de la obra de Dios en favor del hombre».
Hermanos: hagamos el compromiso de asociar nuestra vida a Nuestro Señor Jesucristo a través del testimonio valiente y decidido de defensa de la vida humana y de los valores cristianos. Seamos testigos de Nuestro Señor Jesucristo.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.