LECTIO DIVINA DEL MARTES DE LA SEMANA V DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
«Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte»» Mc 7,10.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,1-13
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos meticulosamente, aferrándose a la tradición de los antiguos; y, al volver de la plaza, no comen si no se purifican. Y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de vasos, jarras y ollas.
Por eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los antiguos?». Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos». Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres». Y añadió: «¡Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios para conservar sus tradiciones! Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte». En cambio, ustedes dicen: «Si uno le dice a su padre o a su madre: “Los bienes con que podría ayudarte son corbán, es decir, ofrenda sagrada», ya no le permiten hacer nada por su padre o por su madre. De ese modo anulan la palabra de Dios por una tradición que ustedes mismos se han transmitido; y como estas, hacen muchas otras cosas».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Quien es verdaderamente libre atestigua que la libertad, incluso cuando parece derrotada, merece ser vivida, y es contagiosa y liberadora, porque, la libertad de Jesús es revelación y don de un misterio mayor. La única liberación que no decepciona es aquella que fue ofrecida en Jesucristo a la historia: la liberación de nosotros mismos para existir, en el amor y en la esperanza, para el Padre y para los otros» (B. Forte).
El pasaje evangélico de hoy, denominado “Jesús habla sobre la tradición”, se encuentra también en Mateo 15,1-9. Jesús no viene a abolir prácticas religiosas, sino que viene a purificarlas. Él busca combatir el legalismo que discrimina y excluye a los enfermos, a los pobres, a las mujeres y a los paganos. En este contexto, los discípulos no cumplen las normas de pureza porque ya habían comenzado a liberarse de leyes que esclavizan y no están al servicio de la vida.
Jesús responde con sabiduría a las críticas de los fariseos y escribas recurriendo a las Escrituras, con el fin de desenmascarar el accionar religioso que anteponía los intereses del Templo a las necesidades de las personas. La sabiduría de Jesús, llena de novedad, vigor y frescura, promueve una religiosidad auténtica.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
Nuestro Señor Jesucristo señala que lo que purifica a las personas es la práctica cotidiana del amor, la solidaridad, la justicia, la misericordia y la entrega generosa a los demás, en especial, a los más necesitados.
En la actualidad, la búsqueda del reconocimiento y de los honores humanos va destruyendo la relación con Dios, otorgando a la imagen externa de las personas un mayor valor que a los sentimientos que motivan su accionar. Esta situación genera un panorama que crea confusión espiritual, especialmente, en los niños y jóvenes.
Ante este escenario, se hace imprescindible purificar las influencias que recibimos del mundo con un sentido crítico, promocionando el amor de Dios en todos los aspectos, principalmente, en la práctica de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo en la vida cotidiana. Ello implica, entre otras cosas, discernir sobre lo que es bueno para nuestro crecimiento espiritual. Por ejemplo, saber escoger una película, un libro, páginas de internet, un espectáculo, un pasatiempo, etc.; y así, escapar del mercado variopinto del mundo que busca relativizar los valores que sustentan la convivencia humana.
Meditando la lectura, intentemos responder: ¿al hacer el bien a otras personas, damos más importancia al cumplimiento o al amor? ¿Buscamos el reconocimiento humano o acumulamos tesoros en el cielo? ¿Discernimos sobre lo que el mundo nos ofrece? ¿Cómo escogemos nuestros alimentos espirituales? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a reconocer y practicar el amor de Dios y al prójimo, y a ayudar a nuestros hermanos a discernir sobre lo que aporta su crecimiento espiritual.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Espíritu Santo: instrúyenos e ilumínanos para que no nos aferremos a esquemas mundanos y podamos vivir siempre en la voluntad de Dios Padre y ser portadores del amor, de la paz y de la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre eterno, te suplicamos admitas en tu reino a todos los difuntos de todo tiempo y lugar para que puedan contemplar tu rostro. Protege Señor a las almas de los agonizantes para que lleguen a tu reino.
Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Hermanos: contemplemos a Dios con una catequesis de San Cirilo de Jerusalén:
«Honrando al Padre celeste, honramos también nuestros padres según la carne. El Señor mismo lo ha mandado claramente en la Ley y los Profetas: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da” (Ex 20,12). Este mandamiento debe ser escuchado especialmente por los que entre ustedes tienen padre o madre. Los hijos obedezcan a sus padres en todo, ya que es una práctica que agrada al Señor.
El Señor no dijo “El que ama a su padre o a su madre, no es digno de mí”. Que tu ignorancia no te haga mal interpretar esta prescripción. Él dijo “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10,37). Cuando los padres de la tierra tienen una opinión opuesta a la del Padre de los cielos, hay que obedecer a la palabra divina. Pero cuando ellos no se oponen en nada a nuestra piedad, si los despreciamos, nos dejaríamos llevar por la ingratitud, olvidando sus bondades hacia nosotros…
La primera de las virtudes de los cristianos es la piedad: honrar a la familia, valorizar las penas de los que nos han dado la vida y procurarles la paz según podamos. Aunque le devolvamos muchas de sus bondades, nunca podremos darles la vida. De su parte, si gracias a nosotros tienen paz, nos fortificarán con bendiciones. Bendiciones que el engañador Jacob tuvo que obtener con un ardid.
Qué el Padre de los cielos, viendo con agrado nuestra buena voluntad, nos juzgue dignos de brillar como el sol en compañía de los justos en el Reino se nuestro Padre. A Él la gloria con el Único-engendrado y Salvador Jesucristo, con el Santo y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén».
Queridos hermanos: pidamos diariamente al Señor que nos ayude a purificar nuestro espíritu tomando como fundamentos a la bondad, el amor y la sabiduría del corazón.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.