DOMINGO DE LA SEMANA I DE CUARESMA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL DOMINGO DE LA SEMANA I DE CUARESMA – CICLO A

«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Mt 4,4.

 

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Mateo 4,1-11

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.

El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».

Entonces el diablo lo llevó a la Ciudad Santa, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de él, y le sostengan en sus manos, para que su pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».

Después el diablo lo llevó a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré si te postras y me adoras». Jesús le dijo: «Vete, Satanás, porque está escrito: ”Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

 

———–

«Señor, ¡crea en nosotros un corazón nuevo! Renuévanos en tu amor. Obtennos tú, Virgen María, un corazón nuevo y un espíritu firme. Así llegaremos a celebrar la Pascua, renovados y reconciliados con Dios y con los hermanos» (San Juan Pablo II).

En el Evangelio del primer domingo de Cuaresma y luego de su bautismo en el Jordán, Jesús es conducido por el Espíritu Santo al desierto durante cuarenta días. Allí, Jesús fue tentado por el diablo en un momento de fragilidad y debilidad humana por su largo ayuno.

Este pasaje se ubica también en Lucas 4,1-13. Jesús, con confianza plena en Dios Padre, con el dominio de las Escrituras y acompañado del Espíritu Santo y su sabiduría, salió vencedor. Identifiquemos las tres tentaciones que el enemigo de Dios le presentó a Jesús: la primera es de carácter material y económico: la tentación del “tener”; Jesús la rechaza citando al Deuteronomio 8,3, «No sólo de pan vive el hombre». La segunda tentación es la del poder en lugar de la vocación de servir; Jesús la rechaza citando al Deuteronomio 6,13, «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto». La tercera tentación es la de la vanagloria y el prestigio en lugar de la humildad; Jesús la rechaza también con otro texto del Deuteronomio 6,16: «No tentarás al Señor, tu Dios».

 

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

El acontecimiento de la triple tentación tiene un significado salvífico, ya que Jesús, con una fe y confianza plena en Dios Padre, con la fuerza del Espíritu Santo y el conocimiento vivificante de las Escrituras, salió vencedor. En este texto, con la fuerza de su ejemplo, Jesús nos instruye y nos brinda gratuitamente las herramientas para que nosotros enfrentemos victoriosos a las tentaciones que cotidianamente nos propone el mundo.

Entonces, al igual que Jesús, que asumió nuestra condición humana, nosotros contamos con la fuerza del Espíritu Santo y la luz de la Palabra para enfrentar los combates espirituales del día a día. Por ello, queridos hermanos, conviene preguntarnos: ¿Cuáles son las tentaciones que nos acechan cotidianamente: el dinero, el poder, el exitismo, la soberbia, el placer sin límites? Cuándo somos tentados, ¿invocamos la fuerza del Espíritu Santo, somos conscientes de que Jesús también fue tentado? ¿Acostumbramos a discernir para examinar las situaciones de tentación? Nuestro Señor Jesús recurrió a la Escritura para rebatir los embates del tentador, ¿de qué manera enfrentamos al tentador y cómo buscamos fortalecer nuestra fe? En esta Cuaresma, ¿qué aspectos de nuestras vidas debemos mejorar para vivir de acuerdo con las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo?

Recordemos que el demonio conoce bien las escrituras y jamás va a presentar sus tentaciones como algo malo para nosotros, nunca nos dirá que su propuesta nos conducirá a la ruina espiritual; al contrario, todo lo presentará como cosas buenas para nosotros. Estemos atentos.

¡Jesús, María y José nos aman!

 

  1. Oración

Dios todopoderoso, por medio de las prácticas anuales del sacramento cuaresmal concédenos progresar en el conocimiento del misterio de Cristo, y conseguir sus frutos con una conducta digna.

Espíritu Santo, tú que condujiste a Nuestro Señor Jesucristo al desierto, lugar de oración, de encuentro con Dios y también de tentación, otórganos tus santos dones para que salgamos siempre victoriosos de las tentaciones y de los momentos de debilidad que se presentan en nuestros desiertos.

Padre eterno, concede a todos los difuntos, de todo tiempo y lugar, gozar siempre de la compañía de Nuestra Santísima Madre María, de San José y de todos los santos.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, Reyna de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

 

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con una homilía de San Juan Pablo II:

«En la base de esta triple tentación encontramos de nuevo la primitiva y omnicomprensiva tentación, dirigida por el mismo Satanás a nuestros progenitores: “Seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal” (cf. Gén 3,5). Satanás promete al hombre la omnipotencia y la omnisciencia de Dios, es decir, la total autosuficiencia e independencia. Ahora bien, el hombre no es así sino por su posibilidad de “elegir” a Dios, a cuya imagen fue creado. Pero el primer Adán se elige a sí mismo en lugar de Dios; cede a la tentación y se encuentra miserable, frágil, débil, “desnudo”, “esclavo del pecado” (cf. Jn 8,34). El segundo Adán, Cristo, en cambio, afirma de nuevo contra Satanás la fundamental, estructural y ontológica dependencia del hombre en relación con Dios. El hombre —nos dice Cristo— no es humillado, sino más bien exaltado en su misma dignidad cada vez que se postra para adorar al Ser Infinito, su Creador y Padre: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él sólo darás culto” (Mt 4.10).

Esta llamada cuaresmal a la conversión comporta un continuo y paciente trabajo sobre sí mismo, trabajo que llega al conocimiento de los motivos escondidos y de los resortes ocultos del amor propio, de la sensualidad, del egoísmo.

A este trabajo, que requiere empeño y constancia, estamos llamados todos y cada uno, sin excepción, tanto a nivel personal, como a nivel comunitario, a fin de que podamos ayudarnos mutuamente en el camino de la conversión, la cual es siempre fruto de “volver a encontrar” a Dios Padre, rico en misericordia…

Toda la parroquia, a imagen de la Iglesia, debe realizar este ideal y ayudar a sus fieles a vivir este mensaje de conversión permanente a Dios, el cual debe estar siempre presente en la comunidad y debe constituir el único y solo Ser, al que nos gloriamos de servir y de rendir el homenaje de nuestra filial adoración: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él sólo darás culto” (Mt4,10)».

Hermanos, que la Palabra, hecha vida y servicio, sea uno de los fundamentos de nuestra unión con Jesús, con el Espíritu Santo y con Dios Padre. Y, conscientes de la existencia y acción del demonio en nuestras vidas y conscientes de nuestras debilidades, nos comprometemos a invocar la fuerza protectora del Espíritu Santo, a pedir sus dones, y, a la vez, disponer nuestra mayor atención y vigilancia para no dejarnos sorprender por sus seducciones disfrazadas de bondad.

Asimismo, será muy importante que, de manera decidida y firme, cuando se presente una tentación, no dialoguemos con el tentador; es decir, respondamos con un NO rotundo y definitivo, y no pensemos más en la idea, ni la traigamos continuamente a la mente.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

 

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.