SÁBADO DE LA SEMANA III DE PASCUA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA III DE PASCUA – CICLO A

SANTA CATALINA DE SIENA, VIRGEN Y DOCTORA DE LA IGLESIA

Entonces Jesús dijo a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» Jn 6,67-69.

 

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 6,60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro. ¿Quién puede hacerle caso?». Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne de nada sirve. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se retiraron y ya no andaban con Él. Entonces Jesús dijo a los Doce: «¿También ustedes quieren irse?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

 

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«¡Oh, abismo, oh, Trinidad eterna, oh, Deidad, oh, mar profundo!: ¿podrías darme algo más preciado que tú mismo? Tú eres el fuego que siempre arde sin consumir; tú eres el que consumes con tu calor los amores egoístas del alma. Tú eres también el fuego que disipa toda frialdad; tú iluminas las mentes con tu luz, en la que mes has hecho conocer tu verdad» (Santa Catalina de Siena).

Catalina Benincasa nació en Siena, Italia, el 25 de marzo de 1347. Desde niña se destacó por su inteligencia, valentía y religiosidad. Tras la muerte de su hermana en 1362, decidió no contraer matrimonio y ser laica dominica. En 1370 vivió la «muerte mística»: pidió a Cristo que le cambiara el corazón. Desde entonces, su intensa vida de oración la combinó con la atención a los pobres y enfermos. A pesar de su escasa formación intelectual se sumergió en las profundidades de la mística cristiana. Fue una apasionada predicadora de la cruz. Su libro “Diálogo” refleja su espiritualidad. Falleció en Roma el 29 de abril de 1380, a los 33 años. Fue canonizada por el Papa Pío II en 1461.

«Los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre, y dominio de sí mismo» (Gal 5,22).

La lectura de hoy se ubica inmediatamente después del discurso eucarístico de Jesús que meditamos los días pasados. En la parte inicial se encuentra la discusión entre algunos de sus discípulos, luego de que Jesús pronunciara expresiones simbólicas acerca de la Eucaristía, cuando se refería a su cuerpo y a su sangre.

Este pasaje narra las consecuencias del discurso eucarístico de Jesús: por un lado, la fe de los Doce a través de la confesión de Pedro; y, por el otro, la incredulidad expresada a través del abandono de la gente y de muchos discípulos que no comprendieron el simbolismo del mensaje de Jesús y el inmenso amor que escondían sus palabras. La confesión de Pedro recuerda su Profesión de fe en Cesarea de Filipo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16).

Cuando varios de sus discípulos se van; Jesús, sin dar un paso atrás en sus convicciones, solo se limita a hacer una pregunta a los que quedaban: «¿También ustedes quieren irse?». La respuesta de Pedro fue categórica porque la vida sin Jesús no tiene sentido.

 

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

«El reino de Dios… consiste en la fuerza salvadora, en la paz y la alegría que proceden del Espíritu Santo» (Rom 14,17).

Hoy queda claro que los discípulos que abandonaron a Jesús no comprendieron su mensaje porque no abrieron sus corazones al Espíritu y, obviamente, entraron en crisis y se alejaron. Esta es también la gran crisis de la humanidad que, con su conciencia moderna, no comprende que la fe es un don sobrenatural que el cielo otorga a quienes la piden. Así mismo, es una muestra de que, sin la ayuda del Espíritu Santo y sin el don de la fe, jamás se comprenderá las revelaciones de Jesús y lo maravilloso de sus insondables misterios.

Nuestro Señor Jesucristo nos invita y espera nuestra respuesta radical; por ello, ante el alejamiento de tantos hermanos de la Iglesia, Jesús nos pregunta también a nosotros: «¿También ustedes quieren irse?». Ante esta pregunta, de manera libre y voluntaria, ¿podemos responder como Pedro y seguir a Jesús, aún en medio de las tribulaciones y de las tensiones internas y externas que experimentamos? Que las respuestas nos ayuden a acudir confiadamente a Jesús, ser testimonio vivo de su amor y optar, como Pedro, por la vida sin límites ni ocaso.

¡Jesús, María y José nos aman!

 

  1. Oración

Oh, Dios, que inflamaste de amor divino a Santa Catalina de Siena en la contemplación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y en el servicio a tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, que, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre por la manifestación de su gloria.

Oh, Dios, que has renovado en la fuente bautismal a los que creen en ti, guarda a los renacidos en Cristo, para que, vencida toda clase de engaños, conserven fielmente tu gracia santificadora.

Padre eterno y misericordioso, tú que quisiste que tu Hijo resucitara, el primero entre los muertos, concede a los que somos de Cristo resucitar con Él, el día de su venida.

Amado Jesús, pan vivo bajado del cielo, te pedimos que, otorgándonos los dones de tu Santo Espíritu, vivifiques y aumentes nuestra fe.

Amado Jesús, que el Espíritu Santo nos ayude a comprender el simbolismo de tu Palabra y nos permita descubrir el amor que ella esconde con el fin de que sea escuela de vida para nosotros.

Amado Jesús, tú que estás sentado a la derecha de Dios Padre, alegra con la visión de tu rostro a nuestros hermanos difuntos.

Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

 

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Pina Colombo:

«El pan es lo que alimenta la vida de los hombres. Pues bien, dice Jesucristo, no ya el pan, sino yo mismo quiero ser el alimento de la vida de los hombres. Alimentarse de Jesucristo significa asociar nuestra propia vida a la suya, para que se vuelva una única vida con la suya. En consecuencia, nuestra vida va en la dirección de la suya, va con ella. Dicho con otras palabras, el gesto de Jesucristo, que expropia el pan y sustituye al pan en la función de alimentar la vida de los hombres, es en el fondo una oración: una invocación dirigida a todos los hombres para que vivan como él, para que hagamos lo que hizo él. El dio su carne, dio su persona, se dio a sí mismo por la vida del mundo: pues bien, Jesucristo quiere, ruega, que cada hombre haga lo mismo, es decir, que se dé a sí mismo por la vida del mundo. El pan, el gesto de Jesucristo sobre el pan, es decir, la eucaristía, es la gran oración de Jesucristo por todos los hombres y a todos los hombres para que hagan todos lo que él hizo, de suerte que todos puedan tener lo que él tuvo, que todos sean lo que él fue.

Cuando profesamos que Jesucristo es el único que puede salvar a los hombres, no estamos haciendo una afirmación retórica, sino que hacemos una afirmación lúcida y racional que verificamos, al menos, por contraste, en sus efectos sobre la vida de cada día; porque cada día nos alejamos un poco de la indicación que nos dio Jesucristo en la eucaristía y, por consiguiente, cada día experimentamos que nos perdemos cada vez más, lo perdemos todo: nuestras cosas, nuestra vida, a nosotros mismos.

Contra esta negra perspectiva carente de esperanza está la propuesta de Jesucristo, fijada de una vez para siempre y renovada cada día en la eucaristía: una propuesta que, si la aceptamos, puede dar un vuelco a la situación, abriendo la perspectiva más luminosa y más constructiva que existe».

Hermanos, invoquemos al Espíritu Santo para que nos asista en todo momento, especialmente cuando nos encontremos frente a decisiones extremas, con el fin de elegir siempre a Jesús y no ofenderle. Reconozcamos al Santo de Dios, acojámoslo y dejemos que se convierta en el eje de nuestra vida.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

 

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.