SÁBADO DE LA SEMANA V DE PASCUA – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO DE LA SEMANA V DE PASCUA – CICLO A

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE FÁTIMA

«Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia» Jn 15,19.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Juan 15,18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: “No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la de ustedes”. Y todo eso lo harán con ustedes, a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«¡Dichosos, una y mil veces, los cristianos que ahora se aferran fiel y enteramente a María como a un áncora firme! ¡Los embates tempestuosos de este mundo no los podrá sumergir ni les harán perder sus tesoros celestiales!» (San Luis María de Montfort).

Hoy celebramos a Nuestra Santísima Madre, la Bienaventurada Virgen María de Fátima. En 1917, en un lugar llamado Cova de Iría, cercano a Fátima, en Portugal, la Virgen María se apareció a tres pequeños pastores: Lucía, Jacinta y Francisco.

Luego de ello, las apariciones se harían más frecuentes y aquellos niños serían los embajadores de la Madre del Cielo para llevar a todos el mensaje de paz en el que la Virgen nos hace un urgente llamado a la conversión. Hoy, Fátima es un lugar de continuo peregrinaje y la devoción a Nuestra Santísima Madre María se ha incrementado, haciéndose inolvidable su pedido de paz.

El pasaje evangélico de hoy se ubica a continuación del maravilloso relato de la vid verdadera. Uno de los vínculos entre el relato de la vid verdadera y el texto de hoy, es la elección de los discípulos por parte de Jesús, elección que Él mismo la reafirma en el versículo 19: «Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya, pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, por eso el mundo los odia».

Así mismo, Jesús advierte a sus discípulos sobre el escenario futuro que les espera, en el que serán objeto de odio y persecución por su santo nombre. De esta manera, otorga una nueva categoría a la vocación de los discípulos: ellos no son del mundo; pero, sin salir del mundo, tienen la misión trascendente de acercar la humanidad a Jesús.

El odio del mundo estaba representado por los líderes religiosos judíos, que no habían reconocido a Jesús como el Mesías enviado por Dios y, por lo tanto, no reconocían sus enseñanzas divinas. Jesús fue perseguido por ellos y a sus discípulos les prohibieron que hablaran en el nombre de Jesús.

Seguir a Jesús no fue tarea fácil para los apóstoles, sin embargo, con la fuerza del Espíritu Santo perpetuaron sus enseñanzas y dieron vida a la Iglesia naciente, a la Iglesia de hoy y a la Iglesia de todos los tiempos, aún a costa de duras privaciones, persecuciones y martirios.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Hoy, 13 de mayo, día en que celebramos a Nuestra Santísima Madre Virgen de Fátima, recordemos que ella es el canal a través del cual se derraman sobre la humanidad necesitada, las gracias de la Santísima Trinidad. Ella es la medianera de nuestra salvación. Hoy, como en las bodas de Caná de Galilea, nuestra madre María continúa con su misión con el fin de que nadie sea humillado, sino que irradie vida, alegría y el amor de Dios.

Una vez más, Jesús señala que sus enseñanzas son contrarias a las propuestas del mundo, el cual se opone radicalmente al amor de Dios. Por ejemplo, vemos en nuestras sociedades cómo la corrupción ha penetrado todas las instancias de la gestión pública y privada; así mismo, cómo sigue proliferando la violencia hacia la mujer y hacia los grupos de personas vulnerables, como los niños por nacer y los ancianos. Observamos cómo la ideología de género desea socavar las bases de la familia cristiana; cómo la intolerancia genera dictaduras, guerras, genocidios y persecuciones, entre otros flagelos que agobian a la humanidad.

Las propuestas del mundo están inspiradas principalmente en el egoísmo y suelen dar satisfacciones efímeras, pero no llevan a la plenitud de vida a la que Jesús ha llegado y ha alcanzado para todos nosotros. El mundo no solo es el conjunto de fuerzas hostiles de quienes no comparten nuestra fe, es también la suma de oscuridades que conviven con la luz dentro de cada uno de nosotros y que pueden introducirnos en una dinámica de aislamiento espiritual. Por ello, lo más sabio es seguir a Jesús en sus enseñanzas y en sus virtudes; este es nuestro objetivo para alcanzar la gloria eterna, estar con Él será nuestra felicidad plena.

Hermanos, meditando la lectura de hoy, intentemos responder: ¿Cómo actuamos y cuáles son nuestras respuestas frente a las múltiples propuestas que el mundo nos ofrece? ¿Cómo respondemos a los rechazos del mundo por nuestras creencias cristianas? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser verdaderos seguidores y amigos de Jesús.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Oh, Dios, Padre eterno, que hiciste a la Madre de tu Hijo también Madre nuestra, concédenos que, perseverando en la penitencia y en la plegaria por la salvación del mundo, podamos promover cada día con mayor eficacia el reino de Cristo.

Dios todopoderoso y eterno, que, por la regeneración bautismal, te has dignado comunicarnos la vida del cielo, ayuda a llegar, conducidos por ti, a la plenitud de la gloria a quienes has santificado y has hecho capaces de la inmortalidad.

Amado Jesús, Maestro y amigo, concédenos un espíritu humilde y otórganos la gracia de seguirte siempre. Que nuestra confianza y fe en tu Palabra se fortalezca día a día para dar fruto y acercar muchas personas a ti.

Amado Jesús, protégenos con el Espíritu Santo para que no nos veamos tentados por la búsqueda del éxito del mundo y, al contrario, seguirte a ti sea nuestro triunfo y nuestra gloria.

Amado Jesús, que los moribundos y los que ya han muerto, obtengan tu misericordia eterna, te lo suplicamos Señor.

Madre Celestial, Madre del amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Nuestra Santísima Madre con un escrito de Ricardo de San Lorenzo:

«Aunque ahora es la reina en el cielo, es ella la que obtiene siempre a todos los fieles la misericordia. Ya leemos en el evangelio que intercedió a su Hijo en favor de los hombres: “Hijo, no tienen vino” (Jn 2,2). Como si hubiera querido decir: Hijo, los hombres, hambrientos y sedientos, necesitan tu misericordia y tu amor, para que de ahora en adelante el vino de la gracia lleve alegría a los que hasta ahora había entristecido el sabor insípido de la observancia legal.

Cristo, por las oraciones y los méritos de su madre, sigue cambiando el agua de los pecados en el vino de la gracia, y el agua de las miserias en el vino de los consuelos. Esta madre intercede, en efecto, por nosotros con gemidos inenarrables: ella es la que nos obtiene, por su bondad, llorar nuestras culpas e impetrar con la oración el perdón».

Hermanos, invoquemos diariamente a Nuestra Santísima Madre para que ella, como medianera de toda gracia, pida que el Espíritu Santo nos fortalezca, inspire y nos mantenga unidos a Jesús, y también para que nos muestre los bienes que nacen de nuestra unión con Él.

Asimismo, dispongamos nuestro corazón para fortalecer nuestro seguimiento a Jesús, aún en medio de los rechazos y de las tribulaciones. Que la oración nos ayude a contemplar el amor y la misericordia de Dios; por ello, hagamos el propósito de rezar el Santo Rosario diariamente, para que nuestra Santísima Madre interceda ante la Santísima Trinidad por nosotros. Acerquémonos también al Señor a través de los santos sacramentos, en especial, el de la penitencia y la Eucaristía. Así mismo, que la lectura meditada de la Palabra sea también nuestro alimento espiritual.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.