LECTIO DIVINA DEL JUEVES IX DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
«El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay mandamiento mayor que éstos». Mc 12,29-31.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Respondió Jesús: «El primero es: «¡Escucha, Israel! El Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas». El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay mandamiento mayor que éstos». El escriba replicó: «¡Muy bien, Maestro! Es verdad lo que has dicho: que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con toda la fuerza, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«Para saber lo que es un corazón puro y un corazón bueno, es necesario mirar a Jesús. Sólo él lo sabe, sólo él lo enseña, sólo él lo da. Gracias a él aprendemos con qué amor podemos amar a Dios y conocemos con qué amor Dios ama a los hombres. En un corazón a corazón con sus compañeros, Jesús ha revelado el acceso al amor de Dios. También en un corazón a corazón, Jesús nos revela y hace vivir el misterio del amor de Dios. En ese corazón, Jesús nos muestra su corazón puro y bueno, aquel corazón que llegará a ser nuestro corazón convertido» (Venerable Madeleine Delbrêl).
El pasaje evangélico de hoy, denominado “El precepto más importante”, se encuentra también en Mateo 22,34-40 y en Lucas 10,25-28.
Días atrás, Jesús manifestó que venía al mundo a dar cumplimiento y plenitud a la Ley, muestra de ello es el evangelio de hoy, en el que los escribas y doctores desean conocer, por expresiones de Jesús, cuál es el mandamiento principal. Ante la pregunta de un letrado, Jesús responde inicialmente citando al Deuteronomio 6,4-5: «Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas». Luego, Jesús añade, citando a Levíticos 19,18: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» y concluye, «No hay mandamiento mayor que éstos».
Jesús, al enunciar estos dos mandamientos, los conecta y los integra totalmente, porque no puede existir uno separado del otro. Jesús señala que el cumplimiento de la Ley y los profetas consiste en el cumplimiento de estos mandamientos del amor. Es la Ley en el horizonte inefable del amor.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?
San Agustín decía: «¿Qué es el amor? El amor es la virtud por la que amamos. ¿Qué amamos? Un bien inefable, un bien benéfico, un bien que crea todos los bienes. Que Dios sea tu delicia, puesto que de Él recibes todo lo que causa tu deleite… Sea nuestra esperanza nuestro Dios. El que hizo que lo bello es más bello que todo; el que hizo lo fuerte es más fuerte; el que hizo lo grande es más grande que todo. Cualquier cosa que ames, Él deberá ser tu amor. Aprended a amar a la criatura en el Creador, en la hechura al Hacedor. No te retenga lo que fue hecho por Él y pierdas a aquel por quien tú también fuiste hecho. “Bienaventurado el varón que puso su esperanza en el nombre del Señor y no fue en pos de vanidades y de engañosas locuras”».
Hermanos: el despliegue maravilloso del amor de Dios nos conduce al agradecimiento y alabanza a Él, por nuestras vidas, nuestras familias, nuestro planeta, por todos los dones que recibimos de Él. A la vez, nos cuestiona sobre nuestra manera de amar a Dios y amar al prójimo a través de nuestras obras.
Recordemos que el amor es la fuerza divina y secreta de los sencillos de corazón que irradian luz a su alrededor. Por ello, haciendo silencio en nuestro corazón, respondamos: ¿Cómo manifestamos nuestro amor a Dios y al prójimo? Que las respuestas a esta pregunta permitan acercarnos a la plenitud del amor de Nuestro Señor Jesucristo.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Padre eterno, Dios maravilloso, tú que nos amas a pesar de nuestras ofensas, concédenos la fuerza y los dones de tu Espíritu Santo para conocerte más, amarte más y servirte amando al prójimo todos los días de nuestra vida.
Padre eterno, Dios Santo y bueno, haz que salgamos siempre victoriosos de los combates que el enemigo del amor nos propone diariamente, y que nada, ni nadie nos separe jamás de ti.
Amado Jesús, concede a todos los difuntos de todo tiempo y lugar, una resurrección gloriosa y haz que los que aun vivimos en este mundo gocemos un día con ellos de la felicidad eterna.
Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Jacques Philippe:
«Tratemos, pues, de poner en práctica el amor, con paciencia y perseverancia y, sobre todo, ¡sin desanimarnos si no lo conseguimos completamente! Si puedo permitirme esta fórmula algo paradójica, sobre todo, no hay que perder la paz porque ¡no siempre conseguimos permanecer en la paz tanto como querríamos! Nuestra reeducación es lenta, y necesitamos mucha paciencia con nosotros mismos.
Así pues, principio fundamental: “¡No me desanimaré nunca!”. Es una frase de Santa Teresita, que es el modelo acabado del espíritu… Y recordemos también una frase de la gran Santa Teresa de Jesús: “La paciencia todo lo alcanza”.
Otro principio práctico es el siguiente: ¡si no soy capaz de hacer cosas grandes no me voy a descorazonar, porque hago las pequeñas! En ocasiones, incapaces de hacer cosas grandes, de realizar actos heroicos, desdeñamos las cosas pequeñas que están a nuestro alcance, y que, sin embargo, son extraordinariamente fecundas para el progreso espiritual y son fuente de una gran alegría: “Siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en el gozo de tu Señor”, Mt 25,21.
Si el Señor nos encuentra fieles, perseverando en nuestros menudos esfuerzos por poner en obra lo que espera de nosotros, Él mismo intervendrá y nos colocará en un lugar más elevado».
Amado Señor, confiados en tu paciencia y misericordia, deseo asumir el compromiso de contrastar mi vida con tus mandamientos de amor. Hermanos: hagamos gestos pequeños con gran amor, demos testimonio cristiano amando a Dios a través de nuestro prójimo más necesitado. Hagámoslo por el amor de Dios. Es una tarea imperativa y urgente en la actualidad.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.