SÁBADO IX DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL SÁBADO IX DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

«Les digo que esta pobre viuda ha puesto en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir». Mc 12,43-44.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Marcos 12,38-44

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la gente, y les decía: «¡Cuídense de los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretextos de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más severa». Y estando Jesús sentado delante del ánfora de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad. Se acercó una viuda pobre y puso dos monedas de poco valor. Y, llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad les digo que esta pobre viuda ha puesto en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«¿De qué vamos por la vida: buscando los primeros lugares o tratando de hacer el bien sin llamar la atención? ¿idólatras del dinero o desprendidos? ¿dando lo que nos sobra o dándonos a nosotros mismos, y sin factura? A la buena mujer no le aplaudieron los hombres, que no se hubieran dado ni cuenta si no llega a ser por la observación de Jesús. Pero Jesús sí se dio cuenta y la puso como modelo para generaciones y generaciones de cristianos. Y le aplaudió Dios: “El Señor, que ve en lo oculto, te lo recompensará”, había dicho Jesús en el sermón de la montaña. Dios lo ve todo. Los que han recibido diez talentos, pueden dar más. Los que sólo uno, menos. Pero Dios ve el corazón… Dos reales, pero dados con amor. En nuestra vida de cada día ¿cuánto tiempo y cariño y atención damos a Dios y al prójimo?» (José Aldazabal).

El pasaje evangélico que hoy meditamos está integrado por dos textos: el primero, denominado “Invectiva contra los letrados” se ubica también en Lucas 20,45-47; y el segundo, denominado “la ofrenda de la viuda” que también está en Lucas 21,1-4.

Los letrados o maestros de la ley eran apreciados y respetados por el pueblo; sin embargo, Jesús los denuncia por su hipocresía y corrupción, ya que se aprovechaban de la fe del pueblo para favorecer sus intereses.

En la lectura se observan dos estilos de religiosidad: mientras los letrados simbolizan la acumulación de riqueza, la viuda da su ofrenda con generosidad. Ella representa a los excluidos de Israel, que no da lo que le sobra, sino que pone en manos de Dios todo lo que tiene y con un desprendimiento extremo. De esta manera, Jesús cambia el concepto de limosna parcial por el de solidaridad total, destacando un aspecto fundamental en la vida del cristiano: la calidad de las ofrendas.

Como dice José María Castillo: «Jesús enseña que la Iglesia no debe vivir de la abundancia de los ricos, sino de la generosidad de los pobres y con un corazón dispuesto a realizar obras de bondad sin límites». El pasaje de hoy muestra los axiomas matemáticos de Nuestro Señor Jesucristo.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

Toda limosna y ofrenda es una forma de reconocer que todos los bienes y dones que administramos pertenecen a Dios; no nos pertenecen. Así mismo, es reconocer la presencia de Dios mismo en aquella persona a quien se da la limosna.

Qué vale más: ¿los dos centavos de la viuda o los mil denarios de los ricos? El desprendimiento heroico de la viuda redefine y revitaliza el concepto de providencia, uniéndolo al amor confiado en Dios Padre y a la humildad.

La providencia no niega el valor de la previsión, pero nos aproxima y nos une a la verdadera riqueza, que es la solidaridad, la entrega a los demás por el amor de Dios. De esta manera se transita de la ostentación a la profundidad el corazón. Toda limosna debe ser una expresión legítima de un solidario desprendimiento, y de una auto donación a Dios y al hermano.

Hermanos: haciendo silencio en nuestro corazón, intentemos responder: ¿Buscamos los honores y el reconocimiento humano o confiamos en las recompensas escondidas de la Santísima Trinidad? ¿Practicamos la solidaridad con las personas más necesitadas? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden participar en la construcción de una sociedad más solidaria y fraterna, siguiendo las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Amado Jesús, tú que has recorrido la senda de la humildad y la sencillez, te suplicamos nos enseñes a no depender de los bienes materiales, sino que nuestra confianza esté puesta en ti, Dios verdadero.

Espíritu Santo, inspira en la humanidad un amor más profundo por todos nuestros semejantes, para que los gobernantes de todos los países tengan siempre la opción preferencial por los más necesitados.

Amado Jesús, ten piedad de los difuntos y ábreles la puerta de la mansión eterna.

Madre Santísima, Madre del Amor hermoso, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Evragio Póntico:

«Tienes al Señor Jesús, que censura a Marta y le dice: “Por qué andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria” (Lc 10,41). Escuchar la Palabra divina -dice-, y después encontrará todo, sin pena. Por eso continua de inmediato diciendo también: “Maria ha escogido la mejor parte y nadie se la quitará” (Lc 10,42).

Tienes también, a continuación, el ejemplo de la viuda de Sarepta: sabes que ella acogió de manera hospitalaria al profeta. Aun teniendo solo pan y agua, puedes ganarte con ellos el salario de la hospitalidad. Ahora bien, aunque no tuvieras ni siquiera estas cosas y acogieras al huésped solo con un propósito bueno y le ofrecieras únicamente una palabra útil, también así podrías ganarte igualmente el salario de la hospitalidad. Se ha dicho, en efecto, que “la Palabra es mejor que el don”.

Es menester que tengas ese sentir respecto a la limosna. No desearás, por consiguiente, tener riquezas para darlas a los pobres, también esto es un engaño del maligno, que conduce con frecuencia a la vanagloria y entrega el intelecto a pensamientos que son causa de gran ajetreo.

Tienes en el evangelio a la viuda de la que da testimonio el Señor Jesús, que con “con sólo dos moneditas” superó tanto la decisión como el poder de los ricos. Éstos -dice el Señor- “echaron en el tesoro, lo superfluo; ella, en cambio, toda su sustancia”».

Queridos hermanos, hagamos el firme propósito de evangelizar mostrándonos solidarios con nuestros hermanos más necesitados. Así mismo, encendamos nuestras alertas ante cualquier asomo del orgullo y la vanagloria.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.