MIÉRCOLES XXIV DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES XXIV DE TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

SANTOS ANDRÉS KIM, PABLO CHONG Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES

«¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿Con quién los compararemos?» Lc 7,31.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 7,31-35

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿Con quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: “Hemos tocado la flauta y no han bailado, cantamos lamentaciones y no han llorado”. Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijeron: “Tiene un demonio”; viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Sin embargo, la Sabiduría ha sido reconocida por todos sus hijos».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«La muerte de los mártires es similar a la muerte de Cristo en la cruz, porque su muerte también se ha convertido en el comienzo de una nueva vida. Esta nueva vida no se manifestó solo en ellos mismos, es decir, en aquellos que sufrieron la muerte de Cristo, sino que se extendió a los demás. Se ha convertido en la levadura de la Iglesia como comunidad viva de discípulos y testigos de Jesucristo. “La sangre de los mártires es semilla de los cristianos”: estas palabras del primer siglo del cristianismo se confirman ahora ante nuestros ojos» (Extracto de la homilía de San Juan Pablo II en la Misa de Canonización, el 6 de mayo de 1984).

Hoy conmemoramos el martirio de los santos Andrés Kim, Pablo Chong y compañeros, quienes, en el siglo XIX, en Corea, dieron su vida por Nuestro Señor Jesucristo. Fueron 103 mártires los que fueron canonizados el 6 de mayo de 1984 por San Juan Pablo II en Seúl, Corea.

El pasaje evangélico de hoy, denominado “Niños caprichosos”, también se ubica en Mateo 7,31-35. En él, Jesús condena la incredulidad al comparar la actitud de los creyentes, frente a la de aquellos que juzgan con criterios humanos, dejando de lado el amor de Dios.

Jesús señala que Dios Padre se revela al pueblo a través de sus enviados. Juan era uno de ellos, y a pesar de que las personas tenían sed de Dios y de conocimiento de su voluntad, lo rechazaron y lo tildaron de endemoniado. Jesús proclama que Él es también una manifestación de Dios Padre y lo testimonia acercándose al pobre, al excluido, al marginado, al enfermo, con un estilo de vida nada espectacular, y también es rechazado.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

El texto de hoy nos invita a ver en cada circunstancia la acción de Dios, nos invita a no encerrarnos en nuestros propios criterios, a recordarnos que los designios de Dios no coinciden casi nunca con los nuestros; y muchas veces quisiéramos que Dios actuara de una determinada manera, pero no es así.

El mensaje central de la lectura está en que no debemos obstruir los caminos por los que el Señor nos sale al encuentro. Debemos disponer todo nuestro corazón para seguir a Nuestro Señor Jesucristo con fe, dejando de lado la lógica humana.

En este sentido debemos optar por la Sabiduría, que nos hace tomar distancia del egoísmo y de los mecanismos que lo generan, y nos abre a la novedad del Evangelio. La Sabiduría nos presenta un nuevo panorama que nos hace receptivos a la vida. La Sabiduría es paz y comprensión que se expresa como amor. Huye de quien busca su propio interés y se muestra a todo aquel que silencia su mente. Es la expresión directa de la consciencia y habita toda realidad.

Queridos hermanos, meditando la palabra de hoy, conviene preguntarnos: ¿Acogemos las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Dejamos que el Espíritu Santo ingrese a nuestro corazón a través de la Sabiduría y todos sus dones? Que las respuestas a estas preguntas nos permitan ser más receptivos a la Sabiduría del Santo Espíritu.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Padre eterno, que te has dignado multiplicar los hijos de adopción en todo el orbe de la tierra, e hiciste que la sangre de los santos mártires Andrés y compañeros fuera semilla fecunda de los cristianos, concédenos que, fortalecidos por su ayuda, avancemos continuamente siguiendo su ejemplo

Amado Jesús, perdónanos porque muchas veces no somos capaces de reconocer tus llamados a la conversión. Envíanos, amado Señor, tu Santo Espíritu para transformar nuestra resistencia en abandono confiado a tu santa voluntad.

Amado Señor Jesús, a quien toda lengua proclamará: Señor para gloria de Dios Padre, recibe en tu reino, por tu inmensa misericordia, a nuestros hermanos difuntos.

Madre Santísima María, Madre Inmaculada, Madre de la Divina Gracia, Estrella de la Evangelización, intercede por nuestras oraciones ante la Santísima Trinidad.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos a Nuestro Señor Jesucristo con un texto de Madeleine Delbrêl:

«Si estuviéramos contentos de ti, Señor, no podríamos resistir a esa necesidad de danzar que desborda el mundo y llegaríamos a adivinar qué danza es la que te gusta hacernos danzar, siguiendo los pasos de tu Providencia.

Porque pienso que debes estar cansado de gente que habla siempre de servirte con aire de capitanes; de conocerte con ínfulas de profesor; de alcanzarte a través de reglas de deporte; de amarte como se ama un viejo matrimonio.

Y un día que deseabas otra cosa, inventaste a san Francisco e hiciste de él tu juglar. Y a nosotros nos corresponde dejarnos inventar para ser gente alegre que dance su vida contigo. Para ello, hay que seguir, ser alegre, ser ligero y, sobre todo, no mostrarse rígido… Hay que ser como una prolongación ágil y viva de ti mismo y recibir de ti la transmisión del ritmo de la orquesta…

Pero olvidamos la música de tu Espíritu y hacemos de nuestra vida un ejercicio de gimnasia; olvidamos que en tus brazos se danza, que tu santa voluntad es de una inconcebible fantasía y que no hay monotonía ni aburrimiento más que para las viejas almas que hacen de inmóvil fondo en el alegre baile de tu amor.

Señor, muéstranos el puesto que, en este romance eterno iniciado entre tú y nosotros, debe tener el baile singular de nuestra obediencia. Revélanos la gran orquesta de tus designios, donde lo que permites toca notas extrañas en la serenidad de lo que quieres.

Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana como un vestido de baile que nos hará amar de ti todo detalle como indispensable joya. Haznos vivir nuestra vida no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula, no como un partido en el que todo es difícil, no como un teorema que nos rompe la cabeza, sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo, como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia, con la música universal del amor. Señor, ven a invitarnos».

Queridos hermanos, hagamos el compromiso de seguir a Nuestro Señor Jesucristo convirtiendo su Palabra en obras de misericordia, pidiendo al Espíritu Santo la Sabiduría en todos nuestros actos.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.