MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE CUARESMA – CICLO B

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE CUARESMA – CICLO B

«Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación» Lc 11,30.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«El misterio de Cristo y su Iglesia se manifiesta con evidencia el misterio de la Iglesia, la cual se reúne con los ninivitas desde todos los confines de la tierra por medio de la penitencia y con la reina del Sur por el celo en recibir la sabiduría para conocer las palabras del pacífico Salomón. Efectivamente, esta reina formando de pueblos diversos y distantes un solo cuerpo, se ha adquirido un reino indivisible… Pero esto es todavía mayor, puesto que aquel había sido como una figura y, sin embargo, ahora el misterio se ha cumplido en su realidad; entonces era la figura de Salomón, mientras que ahora es el mismo Cristo» (San Ambrosio).

El pasaje evangélico de hoy, denominado “La señal de Jonás”, también se ubica en Mateo 12,38-41. En este texto, Jesús responde ásperamente a quienes lo siguen solo por sus signos, milagros y curiosidad, indicando que la única señal que recibirán será la de Jonás; por ello, les llama “generación perversa” debido a su falta de fe para comprender la acción divina en sus señales milagrosas.

La señal de Jonás es una prefiguración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, porque Jonás fue tragado por un gigantesco pez y estuvo en su vientre tres días, hasta que fue devuelto en tierra firme por el pez. Después el Señor le dijo a Jonás que se dirija a Nínive para avisar que la ciudad sería destruida en cuarenta días si no se convertían; en este tiempo, los ninivitas se arrepintieron de su mala vida y el Señor dio marcha atrás con la destrucción de la ciudad (capítulos 1 al 3 del libro del profeta Jonás).

Jesús advierte que quienes no crean en él serán condenados porque no lo reconocen como Hijo y enviado de Dios Padre, grandeza que supera a la de Salomón. Dijo también que, si esta generación no se arrepiente, será condenada en el juicio final por los ninivitas que sí volvieron a los caminos del Señor.

Esta lectura de Cuaresma nos plantea la urgencia de la conversión ante los signos que Dios nos da de sí mismo, a cada instante y por toda la eternidad. No esperemos gestos solemnes para demostrar nuestra fidelidad a Dios, hagámoslo en la humildad y simpleza de la vida cotidiana.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Jesús nos exhorta a buscarlo y a encontrarlo a través de la fe y con humildad. Muchas veces queremos ver señales extraordinarias que nos saquen de dudas y despejen nuestras oscuridades en todo lo que se refiere a Dios. Esto ocurre porque nos falta fe para comprender los signos y milagros que Él realiza también en la actualidad, en nuestras vidas y a cada instante.

La ausencia de fe obstaculiza la luz y claridad que la Palabra brinda a la humanidad; entonces, muchas personas se rodean de falsos profetas que, aparentemente, brindan signos novedosos mediante corrientes filosóficas e ideologías consideradas modernas, así como a través de religiones y sectas disfrazadas de espiritualidad oriental. Toda esta situación conduce a relativizar los valores cristianos y abre las puertas a la maldad del rey de la mentira.

Pero, el Evangelio es claro: Nuestro Señor Jesucristo nos dio los mandamientos del amor, nos enseñó a orar y nos mostró los fundamentos del discipulado y del seguimiento cristiano. Nos mostró que la contemplación es inversamente proporcional a los afanes de la mente que buscan controlar la vida humana. Ayudemos, pues, a los hermanos que están extraviados a encontrar la claridad cristiana y luchemos sin desmayo para mejorar nuestra vida espiritual. La fe debe ser el fundamento para creer sin ver.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico, respondamos: ¿Mi fe se sustenta en señales o en la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo? ¿Cómo reaccionamos ante los falsos profetas de la actualidad que promueven filosofías, ideologías y prácticas religiosas contrarias a la Palabra de Dios? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a comprender los signos de la presencia de la Santísima Trinidad en medio de nosotros.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Mira complacido, Señor, el fervor de tu pueblo que desea entregarse a ti con una vida santa; y, a los que dominan su cuerpo con la penitencia, transfórmalos interiormente mediante el fruto de las buenas obras.

Santísima Trinidad: te alabamos y bendecimos por tanta bondad, por tu amor e infinita misericordia, otórganos la gracia de la plena conversión, de la obediencia y el seguimiento fiel a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo.

Santo Espíritu de Dios otórganos tus dones y mora en nuestro corazón. Dios, que nuestra oración llegue hasta ti Señor, hasta tu santo templo. Santísima Trinidad, a ti gloria y alabanza por los siglos. Amén.

Padre eterno, Abba, por la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, ten misericordia de todos los difuntos de todo tiempo y lugar, así como de las personas agonizantes.

Madre Santísima, Bendita Tú, elegida desde siempre para ser santa e irreprochable ante el Señor por el amor, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Contemplemos al Señor con un escrito de San Agustín:

«“Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. Y ¿cómo se purifican si no es por la fe? conforme dice san Pedro en los Hechos de los Apóstoles: Purifiquen con la fe sus corazones. Luego por la fe se purifican nuestros corazones, para que puedan ser capaces de conseguir la visión. Ahora caminamos por la fe, no por la visión, según dice el Apóstol: Mientras vivimos en el cuerpo, peregrinamos hacia el Señor. ¿Y qué significa peregrinamos? Caminamos -dice- por la fe, no por la visión. Luego quien camina y peregrina por la fe, aún no se halla en la patria, pero ya está en el camino; sin embargo, el que no cree, no está en la patria ni en el camino.

Caminemos hallándonos en el camino, puesto que el Rey de la patria es nuestro Señor Jesucristo. En ella es Verdad, aquí Camino. ¿Adónde vamos? A la Verdad. ¿Por dónde vamos? Por Cristo… Si permanecemos en la fe, conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres. La verdad es inmortal, la verdad es inmutable, y la verdad es la Palabra, de la cual se dijo: “En el principio existía el Verbo, la Palabra, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo o la Palabra era Dios”».

Hermanos, digamos juntos: Señor, hoy nos comprometemos a reconocer tu presencia y divinidad en todas las situaciones que se nos presenten, en el prójimo, en las alegrías y tristezas, en todas las cosas, porque todo lleva tu divino sello. Señor, hoy hago el propósito de hablar de ti, por lo menos, a una persona y testimoniar tu presencia en mi vida.

Hermanos: la fe purifica el corazón. Hagamos también el compromiso de rezar y meditar la oración del Credo, que es un símbolo y una regla de la fe.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.