«Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré». Mt 11,28.
Oración inicial
Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.
- Lectura
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,28-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó: «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
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«No os espantéis –parece decirnos el Señor– al oír hablar de yugo, pues es suave; no tengáis miedo de que os hable de carga, pues es ligera. Pues, ¿cómo nos habló anteriormente de la puerta estrecha y del camino angosto? Eso es cuando somos tibios, cuando andamos espiritualmente decaídos; porque si cumplimos sus palabras, su carga es realmente ligera. ¿Y cómo se cumplen sus palabras? Siendo humildes, mansos y modestos. Esta virtud de la humildad es, en efecto, madre de toda filosofía. Por eso, cuando el Señor promulgó aquellas sus divinas leyes al comienzo de su misión, por la humildad empezó» (Manuel Garrido Bonaño).
En el evangelio de hoy, Jesús hace un llamado universal para que, cuando nos sintamos cansados y agobiados, lo busquemos porque Dios es alivio y descanso. Además, Jesús insiste en la humildad como virtud esencial para el seguimiento cristiano. Señala que debemos aprender de él, haciendo referencia a su misión evangélica en la que demuestra su amor, mansedumbre y humildad de corazón, hasta el extremo.
- Meditación
Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?
«La humildad es fruto de la luz de Dios en el alma. Sería inútil pretender adquirirla por propios esfuerzos… Es necesario pedir la luz de la humildad. Es esencial también recibirla bien… “Aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón” (Mt 11,29), proclama Jesús. La humildad y la paciencia son virtudes características, el perfume personal de su alma, el que deja al pasar e indica los lugares en los que reina. La humildad de Cristo Jesús, humildad ferviente por excelencia, procede de la luz del Verbo que habita corporalmente en él…Entre la naturaleza divina y la naturaleza humana de Cristo Jesús, unidas por la relación de la unión hipostática, subsiste la distancia hasta el Infinito… Este Infinito se junta con su humanidad y la sumerge en abismos de adoración y humildad dónde ningún hombre podría seguirla, ya que nadie ha contemplado tan cerca y profundamente al Infinito… Este Infinito es amor que se entrega, unción que se propaga, en la forma suave, apacible y beatificante de Cristo Jesús, enteramente paciente y humilde. Humildad y paciencia, fuerza y suavidad, el perfume de Cristo es también perfume de humildad ferviente, signo auténtico de contactos divinos y llamado discreto pero firme a nuevas visitas de la Misericordia de Dios» (Beato María-Eugenio del Niño Jesús).
Jesús nos enseña que todas nuestras facultades son dones otorgados desde lo alto del cielo; por lo tanto, el agradecimiento debe brotar de nuestro corazón de manera espontánea y con el convencimiento de que es Jesús quien nos protege y alivia de todo sufrimiento en cualquier circunstancia de nuestras vidas.
En el mundo hay muchas personas que viven apesadumbradas por las conductas que promueve el enemigo del amor y están envueltas en una interminable vorágine porque el mundo es fuente de inquietud y agitación. Ante esta situación, es nuestro deber proclamar que el descanso no está lejos de la humanidad, que está solo a una oración o invocación de distancia, porque Nuestro Señor Jesucristo no rechaza a nadie y él nos alivia de todos los males.
Hermanos: a la luz de la Palabra de Dios, respondamos: ¿Nos acercamos realmente a Jesús cuando nos sentimos cansados y agobiados? ¿Ayudamos a otras personas, que se encuentran apesadumbradas, a acercarse al alivio espiritual de Nuestro Señor Jesucristo? Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a ser plenamente conscientes de que Nuestro Señor Jesucristo no excluye a nadie, que su misericordia, amor y alivio están muy cerca de toda la humanidad.
¡Jesús, María y José nos aman!
- Oración
Amado Jesús, otórganos humildad y mansedumbre para acercarnos a tu alivio divino y a tu misericordia y podamos encontrar el consuelo y alivio que solo tú puedes dar.
Santísima Trinidad, libéranos de las pesadas cargas del mundo y haz que podamos llevar el yugo suave y la carga ligera que nos propone Nuestro Señor Jesucristo.
Amado Jesús, te pedimos por quienes rigen los destinos de las naciones, para que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor, para que haya paz, salud y concordia entre los pueblos.
Amado Jesús, que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu misericordia, se alegren en tu reino.
Madre Celestial, Madre de la Divina Gracia, Reina de los ángeles, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones.
- Contemplación y acción
Contemplemos a Dios con un texto de San Teodoro el Estudita:
«Hijos míos: ¡Grande es el carisma divino de la humildad! Los santos, pudieron agradar a Dios por esta cualidad primera. También ustedes revístanse de ella (cf. 1 Pe 5,5), mis hermanos…
Conversemos con humildad, trabajemos con humildad, leamos con humildad, salmodiemos con humildad, comamos con humildad, disculpémonos con humildad. Entonces en verdad veremos cuanto su fruto es grande, cuanto es suave, deseable y nos ilumina enteramente, haciendo de nosotros imitadores de Dios. “Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio” (Mt 11,29), dice el Señor. Así es, en la humildad se encuentra realmente el alivio. Por la humildad, el océano de la gracia se expande en las almas. Por ella se eleva la purificación del corazón, las lágrimas se hacen abundantes, surgiendo de la fuente de la compunción. Con la humildad aparecen sabiduría e inteligencia, piedad, dominio de sí, ausencia de jactancias o burlas, recogimiento y todo bien que pueda existir o ser nombrado y definido.
Este es nuestro pensamiento sobre la humildad. En cuanto a ustedes, hijos de Dios y de nuestra humilde persona, reciban las semillas y porten fruto como la buena tierra, con treinta, sesenta y cien por uno (cf. Mt 13,8; Jn 15,8.16), realizando las buenas acciones que corresponden a sus carismas».
Queridos hermanos: invocando siempre la inspiración y la protección del Espíritu Santo, vivamos la presencia invisible y trascendente de Nuestro Señor Jesucristo, y proclamemos el Evangelio a través de obras de misericordia en favor de aquellos hermanos más necesitados material y espiritualmente.
¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.
Oración final
Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.
Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.
Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.