En la fiesta de la Sagrada Familia, el Papa enumera tres «Herodes» y la forma de combatirlos

 

León XIV recomendó la oración y los sacramentos como los medios sobrenaturales, pero también otros puramente humanos.

 

El sol sobre la Plaza de San Pedro y una muchedumbre mayor de lo habitual acompañaron a León XIV en el rezo del último Ángelus dominical del año, en la fiesta de la Sagrada Familia.

Por eso, a la finalización del rezo, el pontífice instó a seguir rezando por la paz » la luz de la Navidad del Señor» teniendo presentes a «las familias que sufren a causa de la guerra», así como a «los niños, los ancianos y las personas más frágiles»: «Confiémonos juntos a la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret».

«La liturgia nos propone el relato de la huida a Egipto”, había recordado antes del Ángelus: es un «momento de prueba» para Jesús, María y José ante la «amenaza mortal» del rey Herodes, «un hombre cruel y sanguinario» y por eso «solo y obsesionado por el miedo a ser destronado».

«Cegado» por esa obsesión, Herodes no es capaz de ver que «en su reino, Dios está realizando el milagro más grande de la historia, en el que se cumplen todas las antiguas promesas de salvación». Un acontecimiento que él considera una amenaza «que hay que sofocar con violencia ciega».

 

 

En ese contexto, «en el mundo despótico y codicioso que representa el tirano», la Sagrada Familia «es el nido y la cuna de la única respuesta posible de salvación: la de Dios que, con total gratuidad, se entrega a los hombres sin reservas y sin pretensiones». La obediencia de San José a Dios al tomar a su familia y huir a Egipto tiene así un «significado redentor», que nos lleva al «amor doméstico» que vivieron allí los tres en discreción hasta su regreso a Nazaret. 

Los tres «Herodes» y la forma de combatirlos

También nuestras familias pueden hoy «aportar luz» a la sociedad en la que vivimos, dijo León XIV, quien apuntó tres «Herodes» de nuestro mundo actual: «Sus mitos del éxito a cualquier precio, del poder sin escrúpulos, del bienestar vacío y superficial».

Las consecuencias son «la soledad, la desesperación, las divisiones y conflictos», pero el pontífice instó a que esos «Herodes» no sofoquen «la llama del amor en las familias cristianas».

¿Cómo combatirlos?

«Protejamos [en las familias] los valores del Evangelio: la oración, la frecuencia de los sacramentos (especialmente la confesión y la comunión), los afectos sanos, el diálogo sincero, la fidelidad, el realismo sencillo y hermoso de las palabras y los gestos buenos de cada día».

Esto convertirá a nuestras familias -concluyó, recordando la homilía de Francisco en el Encuentro Mundial de las Familias de 2022- «en luz de esperanza para los entornos en los que vivimos, escuela de amor e instrumento de salvación en las manos de Dios».

 

Fuente: religionenlibertad.com