«Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven» Lc 10,23.

«Porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores» Mt 9,13.

«Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» Lc 8,21.

«Nadie enciende una lámpara y la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama; sino que la pone en el candelero para los que entren vean la luz» Lc 8,16.

«Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» Jn 19,26-27.

«Ningún siervo puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero» Lc 16,13.

«Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la Palabra, la guardan y dan fruto gracias a su perseverancia» Lc 8,15.

«Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el evangelio del reino de Dios» Lc 8,1.

«Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna» Jn 3,16.

«¡Joven, a ti te digo: levántate!» Lc 7,14.