«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo» Mt 7,21.

«Vengan y síganme, y los haré pescadores de hombres» Mt 4,19.

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a los sencillos. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien» Lc 10,21.

«Señor, no soy digno que entres en mi casa. Pero una palabra tuya bastará para que mi criado quede sano» Mt 8,8.

«Estén, pues, vigilantes, porque no saben qué día vendrá su Señor … También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos piensen vendrá el Hijo del hombre». Mt 24,42.44.

«Estén siempre vigilantes y oren en todo tiempo, para escapar de todo lo que ha de ocurrir y puedan mantenerse en pie ante el Hijo del hombre». Lc 21,36.

«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán». Lc 21,33.

«Entonces verán al hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: porque empieza su liberación» Lc 21,27-28.

«Así tendrán ocasión de dar testimonio de mí. Hagan el propósito de no preocuparse de su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ninguno de sus adversarios» Lc 21,13-15.

«Cuidado con que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien, “El momento está cerca”. No vayan tras ellos» Lc 21,8.