MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

LECTIO DIVINA DEL MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C

«El amor es paciente, es servicial, el amor no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad. Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca terminará…» 1 Co 13, 4-8.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tu sabiduría para que podamos comprender el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.

Espíritu Santo, otórganos la gracia para que la Palabra sea nuestra escuela de vida.

Madre Santísima intercede ante tu hijo Jesucristo por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 42-46

En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasan por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar sin descuidar aquello.

¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar los primeros asientos en las sinagogas y ser saludados en las plazas! ¡Ay de ustedes, que son como tumbas no señaladas que la gente pisa sin saberlo!».

Un maestro de la Ley intervino y le dijo: «Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros». Jesús replicó: «¡Ay de ustedes también, maestros de la Ley, que imponen a la gente cargas insoportables, mientras que ustedes no las tocan ni con un dedo!»

Palabra del Señor.

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Hoy celebramos a Santa María Margarita Alacoque. Nació el 25 de julio de 1647, en Borgoña, Francia. Entró en el convento de la Visitación en 1655 y luego en el convento de Paray-le-Monial en el año 1671. Ella recibió de Nuestro Señor Jesucristo tres armas para lograr la purificación: la primera, una conciencia delicada y un profundo odio al pecado y dolor ante la más pequeña falta; la segunda, la santa obediencia; y la tercera, la santa cruz.

Así mismo, recibió cuatro revelaciones de Nuestro Señor Jesucristo. Murió el 17 de octubre de 1690. Fue beatificada en 1864 y canonizada en 1920.

En el texto de hoy continúa la invectiva de Jesús contra fariseos y doctores de la ley que empezamos a meditar ayer.

En la lectura de hoy, Jesús critica a los fariseos la exigencia de la puntualidad en el tributo sobre las hierbas aromáticas, algo tan insignificante frente a lo que representa la limosna, la justicia y la generosidad; así mismo, Jesús les critica con dureza el deseo desmedido de figuración que tenían.

También reprende a los maestros de la Ley por imponer a la gente cargas tan pesadas, que ellos mismos no pueden ni siquiera tocar. Con estas críticas y denuncias de Jesús, los fariseos y los escribas incrementan sus deseos de acabar con él.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

Nuestro Señor Jesucristo expresa con claridad y severidad las inconsistencias de quienes no son coherentes entre lo que predican y su comportamiento. Así mismo, señala de manera contundente las prioridades de un discípulo suyo: la práctica de la justicia y el amor de Dios.

Nuestro Señor Jesucristo insiste que, para ser discípulo suyo, el amor a Dios y al prójimo, así como la práctica de la justicia, deben acompañar el cumplimiento de los mandamientos.

Por ejemplo, el empresario cristiano remunera con justicia a sus trabajadores; y el trabajador cristiano labora con responsabilidad y honestidad.

Recordemos a San Pablo, en la primera carta a los Corintios, capítulo 13, versículo 6: El amor … nunca se alegra de la injusticia, y siempre se alegra de la verdad”.

Hermanos, meditando el pasaje evangélico de hoy, respondamos: ¿Actuamos inspirados por el amor de Dios en el trato a nuestro prójimo? ¿Actuamos con justicia?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a comprender que lo más importante en el seguimiento a Dios, es el amor.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Padre eterno: infunde en nosotros el espíritu de santidad con que enriqueciste tan singularmente a Santa María Margarita Alacoque, para que también nosotros lleguemos a conocer por experiencia el amor de Nuestro Señor Jesucristo, que excede a todo conocimiento, y que seamos colmados de la total plenitud de tu amor.

Espíritu Santo, nuestro corazón está dispuesto a seguir a Nuestro Señor Jesucristo, concédenos la belleza de la transparencia y la gracia de vivir, cada momento de nuestra existencia, amándolo de corazón.

Amado Jesús, misericordioso Salvador, muestra tu amor a los agonizantes para que puedan contemplar tu salvación y ten piedad de todos los difuntos de todo tiempo y lugar acogiéndolos en tu morada celestial.

Madre Santísima, elegida desde siempre para ser santa e irreprochable ante el Señor por el amor, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos, pidiendo al cielo la purificación de nuestros corazones a través de la Palabra de Dios, repitamos en la intimidad de nuestros corazones lo que Nuestro Señor Jesucristo nos dice en Juan, capítulo 15, versículos 3 y 4:

«Ustedes ya están limpios por la palabra que les he anunciado. Permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto por sí solo, si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí».

Amado Jesús, confiados en tu amor y misericordia, deseamos asumir el compromiso de practicar tu justicia, inspirándonos en tu amor.

Hermanos: glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.