LUNES DE LA SEMANA 4 DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL LUNES DE LA SEMANA 4 DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A

MEMORIA OBLIGATORIA DE SANTA ESCOLÁSTICA

«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti». El hombre se fue y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban. Mc 5, 19-20.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día. Otórganos la gracia para meditar los misterios de la Palabra y revélanos sus más íntimos secretos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 1-20

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla d mar, en la región de los gerasenos.

Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído por un espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con grilletes y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los grilletes, y nadie podía dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.

Viendo de lejos a Jesús, vino corriendo, se postró ante él y gritó con fuerza: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes». Porque Jesús estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre».

Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?». Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos». Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella región.

Había cerca una gran piara de cerdos comiendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: «Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». Él se lo permitió.

Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se precipitó al mar desde lo alto del acantilado y se ahogó en el mar. Los que cuidaban los cerdos huyeron y dieron la noticia en el pueblo y por los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.

Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se alejara de su territorio.

Mientras se embarcaba, el que había estado endemoniado pedía estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti». El hombre se fue y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor.

———–

Hoy celebramos a Santa Escolástica, hermana gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de occidente. Ella nació el año 480, en Nursia, Italia. Desde muy joven se dedicó a la vida religiosa y fue superiora de un convento de monjas. Su hermano dirigía un gran convento para hombres en el Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para mujeres a los pies de ese mismo monte.

Pocos días antes de la muerte de la santa su hermano fue a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547. Tres días después, la santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración tuvo la visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma.

El pasaje evangélico de hoy se denomina “Jesús exorciza en Gerasa” y se ubica también en el capítulo 8 de Mateo, entre los versículos 28 al 34 y en el capítulo 8 de Lucas, entre los versículos del 26 al 39.

En el evangelio de San Marcos, este texto se ubica luego del discurso parabólico de Jesús que se encuentra en el capítulo 4, el cual termina cuando Jesús calma una tempestad.

En la lectura de hoy no se menciona a los discípulos; probablemente su falta de fe los mantiene a cierta distancia. El geraseno no sólo está poseído y esclavizado por espíritus inmundos, sino que sus propios hermanos lo tratan como tal, encadenándolo por sus afanes destructivos y autodestructivos.

Los espíritus inmundos, la esclavitud, la muerte y la impureza simbolizan la situación del mundo pagano dominado por el maligno. El endemoniado rechaza a la gente de su pueblo; sin embargo, busca a toda costa acercarse a Jesús, Hijo de Dios, que actúa con poder.

En estas circunstancias, el reino de Dios se manifiesta a través del poder de Jesús contra los espíritus del mal y mediante el milagro de la liberación como acto supremo de solidaridad y amor. La acción liberadora de Jesús no tiene límites. Sin embargo, mucha gente, antes de alegrarse por la vida del hermano que ha sido rescatado, se preocupa por la pérdida de sus bienes, en este caso, los cerdos, por eso piden a Jesús que se retire de su territorio. El rechazo debido a la incomprensión se va convirtiendo en una constante.

Jesús respeta esta decisión, pues su mensaje liberador no puede ser impuesto, sino que debe ser aceptado en libertad. No obstante, ordena al geraseno quedarse en su región para que testimonie y anuncie la Buena Noticia que el mundo pagano sigue sin entender.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite el día de hoy a través de su Palabra?

En la lectura de hoy se aprecia que el poder del mal oprime, maltrata y envilece a las personas. Así mismo, ante la presencia de Nuestro Señor Jesucristo, el poder del mal, que antes se veía fuerte y amenazante, se desmorona y es derrotado.

La multiplicidad de espíritus malignos se convierte en la recuperación de la unidad de la persona, que luego transita hacia una persona preparada para testimoniar la acción divina de Nuestro Señor Jesucristo.

La acción liberadora de Nuestro Señor Jesucristo sigue actuando hoy a través del Espíritu Santo, que sigue movilizando todos sus dones buscando siempre el bienestar de la humanidad en todas sus dimensiones.

No tengamos miedo, la Santísima Trinidad nos acompaña siempre. Recordemos que Nuestro Señor Jesucristo nos dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”.

Hermanos, meditando la lectura de hoy, respondamos: ¿Pedimos constantemente que Nuestro Señor Jesucristo nos libere de nuestras ataduras? ¿Pedimos diariamente al Espíritu Santo los dones para resistir las tentaciones? ¿Damos testimonio de toda la bondad que Dios realiza en nosotros? ¿Ayudamos a otras personas a acercarse a la acción liberadora de Nuestro Señor Jesucristo?

Que las respuestas a estas preguntas nos ayuden a acudir periódicamente al sacramento de la penitencia, a la lectura orante de la Palabra de Dios y a la oración liberadora.

¡Jesús nos ama!

  1. Oración

Oh, Dios y Padre nuestro: te damos gracias hoy por los santos como Santa Escolástica; ellos nos recuerdan que una vida de oración y de comunidad dan testimonio de tu presencia en este mundo. Haznos también ver claramente que eres tú nuestro Padre, que tú eres el sentido de nuestras vidas y que el lazo definitivo que nos une a todo el mundo es Jesucristo nuestro Señor.

Padre eterno, concédenos adorarte con toda el alma y amar a nuestro prójimo con afecto espiritual. Envía tu Santo Espíritu y renueva la faz de la tierra. Renuévala, Padre eterno.

Amado Jesús, te rogamos nos concedas la liberación de todas las cadenas intergeneracionales que nos atan al pecado y aumenta, a través del Espíritu Santo, nuestra fe para seguirte con firmeza, aun en medio de las tribulaciones.

Madre Santísima, Madre de la Divina Gracia, intercede ante la Santísima Trinidad por nuestras peticiones. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios con la lectura de un escrito de Jean Corbon:

«El Padre, incansablemente y a veces de una manera más evidente, nos pone a cada uno de nosotros en contacto con Jesús, curándonos no mediante una curación espectacular, sino sanando nuestro corazón. Es una maravilla que se renueva cada día: la curación del corazón, gracias a la cual salimos de nosotros mismos, de nuestro yo mortal; la curación gracias a la cual empezamos a creer.

Ésta es, en efecto, la verdadera curación: creer que somos amados por un amor que no se impone, ni siquiera a través de signos exteriores. El endemoniado, una vez curado, hubiera podido irse bailando. Sin embargo, se quedó para escuchar a Jesús, junto a él: reconoció, en el silencio de la fe, al que pacificó y unificó todo su ser. Este contacto es el que debe hacerse cada vez más habitual en lo más hondo de nuestra vida, este contacto con Jesús, que es la gracia dada gratuitamente y llena del amor del Padre.

Contacto significa tocar de verdad a Jesús: él no está en cualquier otra parte, sino que está en nosotros. Mejor todavía, nosotros estamos en él, somos carne de su carne, miembros de su cuerpo. Nada de lo que somos le es extraño. Entrar en contacto con él es, si así podemos hablar, abrirle los espacios de nuestro corazón, los de todo nuestro ser, cuerpo, alma y espíritu, para que habite en nosotros. Entonces, ya no seremos «legión», ni siquiera estaremos llenos de nosotros mismos: estaremos llenos de la plenitud de nuestro Dios».

Queridos hermanos: pidamos al Espíritu Santo la liberación de todos los sentimientos negativos y de todas las cadenas intergeneracionales que nos atan al pecado; así mismo, busquemos siempre experimentar la alegría del perdón a través del sacramento de la penitencia, y demos testimonio de nuestra liberación.

Glorifiquemos a Dios con nuestras vidas.

Oración final

Gracias Señor Jesús por tu Palabra de vida eterna.

Que el Espíritu Santo nos ilumine para que tu palabra penetre a lo más profundo de nuestras almas y se convierta en acción.

Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.