JUEVES DE LA SEMANA III DE ADVIENTO – CICLO A

LECTIO DIVINA DEL JUEVES DE LA SEMANA III DE ADVIENTO – CICLO A

«Él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino”» Lc 7,27.

Oración inicial

Santo Espíritu de Dios, Amor del Padre y del Hijo, ilumínanos con tus dones para que podamos comprender los tesoros de la sabiduría que Jesús nos quiere revelar en este día.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

  1. Lectura

Lectura del santo evangelio según san Lucas 7,24-30

Cuando los mensajeros Juan el Bautista se fueron, Jesús se puso a hablar a la gente de Juan: «¿Qué salieron a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salieron a ver? ¿Un hombre vestido lujosamente? Los que visten con lujo y viven entre placeres están en los palacios. Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y más que un profeta. Él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino”. Les digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan. Aunque, el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él». Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos que habían recibido el bautismo de Juan reconocieron la justicia de Dios. Pero los fariseos y los maestros de la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el destino de Dios para con ellos.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

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«Sólo se puede dar lo que uno tiene y es en la soledad, en esta vida solo con Dios, solo en el recogimiento profundo del alma donde olvida todo para vivir únicamente en unión con Dios, que Dios se da todo entero a aquel que se da también sin reserva. ¡Date enteramente solo a Dios! …y él se te dará todo entero a ti… Mira a San Pablo, a San Benito, a San Patricio, a San Gregorio Magno, a tantos otros ¡qué tiempos tan largos de recogimiento y de silencio! Sube más arriba: mira a San Juan Bautista, mira a Nuestro Señor. Nuestro Señor no tenía necesidad, pero ha querido darnos un ejemplo» (San Carlos de Foucauld).

En este episodio, Jesús aclara la identidad de Juan Bautista y lo hace a través de una semblanza en la que detalla sus rasgos más notables. A la vez, explica la relación entre ambos poniendo como marco el plan salvífico de Dios Padre.

Jesús describe la misión de Juan y da testimonio a favor del «profeta del Altísimo»; mientras tanto, muchos, incluidos los publicanos, acogen positivamente el mensaje y el bautismo de Juan. En cambio, los fariseos y maestros de la ley lo rechazan.

  1. Meditación

Queridos hermanos: ¿cuál es el mensaje que Jesús nos transmite a través de su Palabra?

«Les aseguro que lo que hayan hecho a uno solo de éstos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mí» (Mt 25,40).

En toda edad, Dios Padre pone mensajeros para la humanidad y, de manera particular, para cada uno de nosotros. Sin embargo, muchas veces no sabemos reconocer a Dios, ni su plan divino a través de aquellos ángeles.

Pidamos al Espíritu Santo los dones para reconocer la presencia de Dios en toda circunstancia de nuestras vidas, especialmente, en el rostro y las necesidades de los mensajeros que diariamente el Señor nos envía para recordarnos lo siguiente: «Sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

Así mismo, hoy es una ocasión muy especial para preguntarnos cómo estamos ejerciendo nuestra misión profética en nuestra familia, entre nuestras amistades, centros de trabajo, comunidades y como ciudadanos globales.

¡Jesús, María y José nos aman!

  1. Oración

Padre eterno, te pedimos, Señor, que nosotros, indignos siervos tuyos, afligidos por las propias culpas, nos alegremos en la venida salvadora de tu Unigénito. El que vive y reina contigo, en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Padre eterno, Dios del universo, padre bueno y paciente, envía tu Santo Espíritu para abandonarnos confiadamente a tu sabia voluntad.

Espíritu Santo ilumina nuestros pensamientos y acciones para que siempre estemos dispuestos a contribuir a que muchos hermanos se acerquen a Nuestro Señor Jesucristo. Concédenos la fe y la humildad para reconocer su presencia en cada instante de nuestra vida.

Amado Jesús, luz resplandeciente, acudimos a ti para implorar tu misericordia para que todas las almas del purgatorio hereden la vida eterna. Te suplicamos por ellos amado Jesús.

Madre Santísima, Madre del amor hermoso, intercede por nuestras peticiones ante la Santísima Trinidad. Amén.

  1. Contemplación y acción

Hermanos: contemplemos a Dios a través de un texto de San Luis María Grignion de Montfort:

«En el hombre todo era luminoso, sin tinieblas; hermoso, sin fealdad; puro, sin mancilla… Pero ¡oh desgracia sin igual! Ese vaso del todo divino se quiebra en mil pedazos; esta hermosa estrella cae; este hermoso sol se cubre de lodo; el hombre peca, y pecando, pierde la inocencia, la hermosura y la inmortalidad. En fin, pierde todos los bienes recibidos y se ve asaltado por una infinidad de males … La Sabiduría eterna conmuévase vivamente ante la desgracia del pobre Adán y de toda su posteridad. Contempla con suma pena el vaso de honor hecho pedazos, rasgado su retrato, aniquilada su obra maestra. Queriendo salvar al hombre desventurado, a quien se sentía inclinada a amar, halló un remedio admirable.

¡Proceder asombroso, amor incomprensible llevado hasta el exceso! Su ofrecimiento es aceptado; su consejo, tomado y decretado: el Hijo de Dios se hará hombre en el momento conveniente y en las circunstancias de antemano señaladas. La Sabiduría eterna, durante todo el tiempo que transcurrió antes de su encarnación, testimonió de mil maneras a los hombres el amor que les profesaba. Ella misma se ha difundido por diversas naciones, en las almas santas, para formar en ellas amigos de Dios y profetas».

Hermanos: demos gracias a Dios por todas las personas que ha puesto en nuestro camino como sus mensajeros, y nos han ayudado a crecer espiritualmente. Pidamos a la Santísima Trinidad, con la intercesión de Nuestra Santísima Madre y San José, los dones que nos ayuden a ser profetas que ayuden a nuestros hermanos a encontrarse con el Señor.

¡El amor todo lo puede! Amemos, que el amor glorifica a Dios.

Oración final

Gracias Señor Jesús porque tu Palabra nos conduce por caminos de paz, amor y santidad.

Espíritu Santo ilumínanos para que la Palabra se convierta en acción. Dios glorioso, escucha nuestra oración, bendito seas por los siglos de los siglos.

Madre Santísima intercede ante la Santísima Trinidad por nuestra petición. Amén.